Un Politico y Administrador
Antonio Solis. Como un obsequio a las madres sufridas, vituosas y buenas, nació el 10 de mayo de 1892 en Sabinas Hidalgo, Nuevo León; sus padres fueron el señor Eugenio Solís y la señora Josefa Guadiana de Solís.
Desde su juventud fue visto por sus padres y gente humilde, como una persona ejemplar, lo distinguían principalmente porque nunca decía una mentira.
Anécdota: Cuentan las gentes del barrio en que vivía que un día Antonio y su padre caminaban detras de un rebaño y una señora le dijo a su padre ¿Pero es posible que vayas a dedicar a tu hijo a pastor? a lo que contestó sin asombro, sí, estoy haciendo lo que mi hijo me dice, allí a a esperar una oportunidad para después ir a estudiar, este muchacho tiene que ser grande porque nunca ha dicho ninguna mentira.
Durante su edad escolar fue admirado por sus maestros, quienes hicieron las observaciones a sus padres: Era obediente y disciplinado con sus padres, maestros y medio en que vivía, en cuento notaba que la razón les asistia; pero capaz de rebelarse en cuanto notaba una injusticia.
Su padre, que era un hombre apenas sabía alguna cosa, motivo por el cual se preocupaba notablemente por la educación de sus hijos y principalmente creía que podían distinguirse en la vida. Así fue como despues de cursar Antonio la primaria superior, en su pueblo natal, lo envió a estudiar al Colegio Militar, haciendo un sacrificio digno de admiración, pero no fue recibido en dicho establecimiento por motivo de tener apenas 13 años cumplidos en lugar de 15 que eran los reglametarios.
Después de este supuesto fracaso, Antonio volvió a su pueblo dedicándose al pastoreo de ganado menor, una de las dedicaciones especiales de su padre; por fin, al año de 1908, Antonio decidió ir a estudiar una carrera, que aunque no fuera muy lucrativa, le servia mucho para aumentar su cultura.
Desde los primeros años se hizo estimar por sus maestros. El profesor don Serafín Peña lo destingió haciéndolo aparecer en las fotografías de los alumnos que se distinguían en la Escuela Normal.
Viendo que tenia una disposición notable para maestro, lo invitó muchas veces a que lo acompañara como réplica en las escuelas primarias de la ciudad de Monterrey, en los últimos años de estudio vivió al lado del culto maestro, don Pablo Livas, en quien parece haberse inspirado, pues él le contaba inumerables anécdotas de intelectualidad, profesándole inmenso cariño.
En el año de 1912 recibió su título de profesor, siendo objeto de admiración de los maestros más notables, durante esa época, tuvo que dejar su profesion habiéndola ejercido por muy poco tiempo. Entonces se dedico a la agricultura y a la arquitectura; siendo un trabajador incansable; para todo era bueno.
El contrubuyó mucho con su trabajo para hacer una casa propiedad de sus padres, se ocupó tambien por algún tiempo del ganado menor, pero sin haber descuidado nunca los libros, cuando él pastoreaba el ganado, llenaba su morral de libros y en la majada tenía una verdadera biblioteca.
Por último decidió dedicarse al comercio, llegó a ser uno de los primeros en Sabinas, teniendo la oportunidad con esto de hacer el bien a las personas humildes, con mucha frecuencia les repartía mercancía ganándose con esto la estimación de parte de los habitantes de Sabinas.
En 1921 fue electo para el puesto de Presidente Municipal. Fue en esta época cuando llegó a la cúspide de su admiración y simpatía por parte del pueblo, pues no obstante de la fuerte oposición de algunos hacendados de Sabinas quienes constantemente trataban de interrumpir su labor, supo administrar y dictar sistemas distintos de impuestos a los que ellos habian practicadoo por lo cual se negaban a pagar dichos impuestos, de esta manera, formó una administración floreciente y rica.
Habiendo sido una organización administrativa a su cargo, no solo una oposicón decidida contra los hacendados, sino tambien contra el Gobierno del Estado, entonces en manos de Juan M. García. Éstos y aquel hicieron surgir el antiguo problema de las aguas del río Sabinas, debido a la escasez del caudal, entre hacendados y vecinos en la que tuvieron que intervenir altas autoridades del país.
Los hacendados, de acuerdo al Gobierno del Estado, tomaron este problema como base para derrocar una administración de la gente humilde; ( el partido que sostenia a Antonio era el que usaba una franja tricolor, también le llamaban el partido del huarache) pero la excesiva honradez y lo acertado del C. Presidente Municipal en cuanto a sus actuaciones durante los graves problemas que surgieron, en que no faltaron bandos armados de hacendados contra vecinos, así como la intervención de las fuerzas policiacas de la población, las fuerzas de seguridad del Estado y las fuerzas federales hicieron imposible arbitrariedades, no obstante el Gobierno tomó el asunto como si se tratara de su propiedad. Cuando estaba de pie el problema vinieron policias de Monterrey la capital del Estado para apresar a Antonio Solís y era tal la fuerza del pueblo, que se vieron obligados a salir de él sin conseguir su intento.
Más tarde el mismo Gobernador Juan M. García vino a Sabinas para hacer las paces con el Presidente Municipal.
La Parte norte del Estado lo postuló para Diputado Federal, participando de esta forma en las elecciones de 1922 contra los señores Juan Quiroga y general José E. Santos, habiendo obtenido una mayoría abrumadora contra sus contricantes; pero las aprobaciones globales de la Cámara de Diputados a favor de los contrarios le costó el sacrificio; sin embargo, en el seno de la Cámara pronunció uno de los discursos más notables que se haya publicado en aquella época.
Participó en las elecciones del año 1923 jugando él como candidato a Diputado Local participando así sucesivamente en favor del licenciado Aarón Sáenz contra Porfirio González y Alfredo Pérez. Habiendose retirado el Lic. Sáenz de la campaña, por haber perdido, Antonio Solís quedo al frente de este gran sector del Estado en virtud de haberle reconocido su triunfo como Diputado Propietario contra sus contricante. Una vez en el Congreso tomó una actitud muy admirada por los ciudadanos honrados de Estado; pues siempre pronunció candentes discursos contra toda acción que consideraba que no estaba dentro de los preceptos legales. Con esta norma de conducta se fue acarreando un notable prestigio y fue considerado por la prensa como el alma de un gran opositor contra los actos que perjudicasen los intereses colectivos.
El Estado llegó a agitarse notablemente a su favor; Porfirio González pensó quitarse aquel enemigo de encima; pues Solís había ganado una gran parte de sus compañeros de Cámara y se habían puesto a su favor, con este motivo Antonio Solís fue deportado en compañia de sus colegas de Cámara, José I. Martínez, Manuel Chapa González y General F. Morales puestos en el puente internacional de Laredo Tamaulipas, por el entonces coronel Plutarco Elías Calles Jr. (Diciembre 1923) y acusados de De La Huertistas con motivo de que cuando se desarrolló ese movimiento Antonio Solís había estado a entrevistar el General Calles, de quien era partidiario, pues declinó varias invitaciones que se le hicieron para que estuvieran de lado de Don Adolfo.
Antonio Solís y sus compañeros por algunos días estuvieron en Laredo Tx. en afligidas condiciones pecunarias, pues desde hacia muncho tiempo no se les pagaba sus dietas.
Desde dicho lugar se comunicó con su amigo el Lic. Aarón Sáenz, a la sazón Ministro de Relaciones Exteriores y después de trasladarse a Eagle Pass llegó a la Ciudad de México en donde conferenció con Sáenz y con el Presidente de la República, habiendo regresado a Monterrey al mismo tiempo que sus colegas que se habían quedado en Laredo.
Después de estos acontecimientos los Diputados deportados volvieron al gobierno de Porfirio González y sólo Solís continuo su tenaz resistencia respaldado por todas las clases sociales de Monterrey y no pocas del Estado. Todo lo cual irritó grandemente al General Porfirio Gonzáles.
En una ocasión en el Ojo de Agua del municipio de Sabinas Hgo., N.L. y con motivo de una reunión que tuvo Solís con algunos de sus partidarios, apareció José Ma. Galán con un grupo de individuos, quienes sin duda alguna, tenían la consigna de hacer desaparecer a Solís, sus intenciones salieron frustradas, en tanto que Rubén, otro hermano pequeño de Solís, se colgaba del cañon de la carabina de Galán imposibilitandolo para hacer blanco en su victima. No sabemos si el haber errado el golpe a Galán lo exasperó en su cometido y continuó su campaña en contra de Solís para acabar con él, pero lo cierto fue que Galán le siguió muy de cerca los pasos a Antonio y en la primera oportunidad que tuvo lo mató alevosamente.
Esto sucedio en una de las puertas del Restauran del Hotel Bridges el 2 de Marzo de 1925.
La XLI Legislatura del Estado expidió un decreto acordado que su fotografía fuera puesta en el Salón de la Cámara de Diputados. El Ayuntamiento de Sabinas Hgo., declaró día de luto local el 2 de Marzo de 1925, póniendole su nombre a una de las principales calles de la población. Así acabo el denodado paladín de las clases trabajadoras y fiel mantenedor de la democracia en nuestro Estado.