Hombre de empresa y benefactor
Don Manuel M. García
Don Manuel M. García. Entre lo hijos de Sabinas, cuyas vidas son dignas de darse a conocer por su dinamismo y obras que ejecutaron en favor del pueblo, está la del muy insigne varón, don Manuel M. García.
Nació en Sabinas Hidalgo, el 15 e agosto de 1870; siendo sus padres don Manuel García y doña Clara Martin, esta última de nacionalidad norteamericana. No estando sus padres en buenas condiciones económicas; don Manuel se vio obligado a trabajar desde niño, no permitiéndole esta posición ni siquiera terminar su enseñanza básica; pues estudió nada más hasta el cuarto grado de primaria. Su juventud fue inquieta y bulliciosa, en cierta forma inclinada hacia el vicio dedicándose a la venta de máquinas de coser de cuya actividad salió desfalcado teniendo sus padres que liquidar el adeudo que contrajo.
En el año de 1896 se unió a un grupo revolucionario que encabezó Catarino Garza, que se rebeló en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, movimiento que, como muchos otros fracasó, motivo por el cual tuvo don Manuel que salir del país, siendo ésta la forma como llegó a Honduras, donde participó en un movimiento revolucionario que había en aquel país, tocándole en suerte que su grupo ganara. En Honduras alcanzó el grado de General.
Fue en Honduras donde conoció a doña Teresita Rivera, con quien contrajo matrimonio en el año de 1901 a 1902 y de cuyo matrimonio tuvo 9 hijos, 5 varones y 4 mujeres.
En Honduras don Manuel se dedicó a la agricultura a la minería, pero pincipalmente a la primera, y debido a su constante trabajo y empeño en el mejoramiento de los métodos de cultivo, que le proporcionaron fabulosas ganancias, llegó a adquirir grandes extensiones de terrenos que aprovechó especialmente en el cultivo de plátano; fundando en esta forma la Hacienda de Birichichí en el Distrito de Yoro. Entre las cosas más notables de esta haciendo está la Escuela de Agricultura que fundó don Manuel, cuyo personal estaba integrado por técnicos norteamericanos y cuyos suelos eran de su peculio. Esta escuela le sirvió mucho don Manuel como medio de experimentación, llegando a tener completos laboratorios de química que le permitían industrializar los productos agrícolas que se cosechaban, como la higuerilla y plantas olorosas.
Su organización agrícola le dio tan buenos resultados que logró obtener una fortuna que se calculó en diez millones de dólares.
Después de 31 años de haberse ausentado de su pueblo natal, es decir en 1927, regresó don Manuel a su Patria Chica trayendo consigo una fortuna, innumerables proyectos tendientes a engrandecer su pueblo; traía sobre sí un fardo de ilusiones, muchas de ellas se convirtieron en bellas realidades y otras fueron truncadas por culpa del tiempo. Entre las obras que llegó a realizar pueden enumerarse: la pavimentación de la calle Lerdo, la construcción total de la escuela primaria que hoy lleva el nombre de su esposa "Teresa R. de García", la construcción de la escuela que hoy lleva su nombre "Manuel M. García"; (la cual quedó destruida en un incendio, y fue necesario construir un nuevo edificio que hasta hoy continúa en pie), en esta última obra las autoridades y vecinos contribuyeron con una parte del costo. Estos edificios escolares son construcciones sólidas, cómodas y bien ventiladas, gracias a la iniciativa y esfuerzo de don Manuel, hoy nuestros hijos pueden gozar de edificios propios donde asisten con gusto a recibir su enseñanza. Fundó don Manuel la Hacienda del Cochinito y la del Ojo de Agua en un kilómetro, para instalar la turbina que generaba energía eléctrica para mover la fábrica de hielo y un molino de trigo; instaló un motor que le dio luz al pueblo.
No ayudándole las circunstancias para desarrollar el programa que se había trazado, regresó a Honduras para atender sus bienes.
Don Manuel era alto, grueso, blanco, ojos vivos. Nariz recta, su voz era grave y dominante, usaba generalmente sombrero de ala ancha y chaqueta de gamuza. Era de carácter recio, dinámico, incansable en el trabajo; para las cuatro de la mañana ordinariamente, estaba en pie, tenía una visión muy clara de las cosas y gran intuición, así como práctico en los trabajos. Su gran teoría, que con frecuencia exponía en público, la que nuestra niñez había que enseñarlos a trabajar, a producir, y que para esto había que formar técnicos, muy especialmente en agricultura por el carácter especial de nuestro país.
Debido a una enfermedad incurable que venía padeciendo y había agotado todos los recursos de la ciencia médica, tomó la fatal decisión de suicidarse; ésto ocurrió en Honduras el 22 de octubre de 1941; su muerte fue muy sentida en Sabinas, declarándose esta fecha día de luto, suspendiéndose las actividades escolares.
La obra de don Manuel fue muy discutida en un principio por determinado sector de Sabinas, pero la mayor parte del pueblo le dio su aprobación y apoyo.
Hoy todos recordamos con cariño, admiración y respeto, muy especialmente la niñez y la juventud, quienes le están eternamente agradecidos. A iniciativa de los maestros y alumnos de las escuelas se le levantó un monumento en medio de los planteles escolares que él construyera. La obra de don Manuel M García será aquilatada en su justo valor con el transcurso del tiempo que se encargará de agigantarla para ejemplo de los futuros ciudadanos de Sabinas.