La historia de un periódico llamado Semana

Comunicaciones

Autentico semanario que por tres décadas ha sido la presencia de la gran familia sabinense; en cualquier punto cardinal donde se encuentre un coterráneo, al poner sus ojos en “Semana”, se ata a su solar nativo, enterándose de las alegrías y tristezas de su pueblo y su familia; los nacimientos y decesos de sus seres queridos, realización de nuevos políticos y profesionistas, crisis y bonanzas de esta sociedad tan peculiar llamada Sabinas Hidalgo, o como decía el profesor Panchito “para ver hacer el dulce milagro de amar más y más al pueblo en que se nace”, no importa si se está cerca o lejos, la verdad sentimental es que al recibir “Semana”, en el hogar lejano, los emigrantes sabinenses sentimos que aún vivimos en nuestro barrio y con nuestra gente.

“Semana” nace bajo la espontánea iniciativa de Jorge Mascareñas, un joven e inteligente maestro, eminentemente sociable, alegre, dicharachero y bromista, con una nata vocación por el periodismo, de la cual dio muestra en su infancia. Justo con su hermano César Octavio, elaboraron periódicos manuscritos con artículos propios a su edad, con mensajes religiosos, que a diario escuchaban de labios de su padre el ministro Don Octavio Mascareñas.

Después le dio por editar las clásicas “Calaveras” del “Día de Muertos” y narrar un gran compendio de hilarantes chistes, tesoro que hasta la actualidad conserva y sus amigos disfrutamos en amenas reuniones.

Detrás de Jorge Mascareñas, equilibrando sus ímpetus juveniles, estuvieron fuertes y fecundos puntales de espíritu emprendedor y de ágil pluma. Francisco J. Montemayor, Tomás Chapa Martínez y Nicolás Gutiérrez Rojas; con entusiasmo y la palabra escrita, “Semana” vio su luz primera el 29 de enero de 1953.

Solamente un impresor como Ventura Villarubia, un español de libre pensamiento y devoto de toda empresa increíble, pudo soportar junto con Jorge Mascareñas todas las vicisitudes de los primeros años de “Semana”, con un valor de 10 centavos por ejemplar y $ 4.50 suscripción anual.

Gracias a la necesidad de recaudar fondos en forma anticipada, se vendieron las primeras suscripciones y con ello se creó el compromiso con los sabinense de editar “Semana” hasta la última fecha pagada por el último suscriptor, que afortunadamente semana a semana van aumentando.

“Semana” nace en la casa de don Nicolás Gutiérrez Rojas, donde se compaginan y distribuyen. Sus primeros repartidores son Rubén Mascareñas V. y Benito López, Esteban Gutiérrez y los hermanos Bladimiro, Juan Antonio y Carlos Guadalupe Hernández Cantú, que llevándolo bajo el brazo y con apresurado paso, lo entregaban en los domicilios de los primeros suscriptores.

Jorge Mascareñas crea “Semana”, como un órgano de comunicación cultural, donde por medio de sus columnas, muchos maestros normalistas sacaban su pensamiento fuera del aula y lo compartían con el resto del pueblo; pero aquel idealismo, de libre periodismo, envuelto en sueños románticos de novel pluma y ocasional empresario, nunca pudo hacer de “Semana” su “modus vivendi”, porque gustoso regalaba páginas y páginas a familiares y amigos para distintas comunicaciones, a grado tal de que hubo algún tiempo en que el pan para sus hijos llegó a ser escaso y Jorge entro en crisis y “Semana” con él; más no claudicó, ni sus columnas se cerraron a tan brillantes articulistas, que semana a semana le entregaban sus colaboraciones, con la seguridad de que saldrían a la luz sábado a sábado.

En 1961, Jorge Mascareñas tiene que salir en busca de nuevos horizontes; se traslada a Monterrey, Nuevo León, llevándose consigo a su familia, encontrando otros rumbos y trabajos lucrativos, para poder educar a sus hijos, bajo el precepto del amor a Dios, al estudio y al trabajo honrado. Desde la capital reinara hace esfuerzos titánicos para cumplir dignamente con los suscriptores, que ávidos, esperaban su semanario.

La crisis aumenta y la alternativa para salvar a “Semana” era venderla a don Nicolás Gutiérrez Rojas, quien sentía gran cariño por el periódico; pero con ello Jorge se desprendería de su vástago forjado de letras; las posibilidades fueron muchas , pero el hacerlo le hubiera costado mucho dolor a don Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, al despedirse en Burgos de sus hijas doña Elvira y doña Sol, cuando va al destierro: “me causa tanto dolor dejarles, como el dolor que siente la carne separarse de la uña”.

Cuando la decisión estaba a punto de tomarse, el oportuno regreso de hermano Rubén, que venia de Iguala, Guerrero, salva la situación, pidiéndole Jorge que le ayudará a editar “unos númeritos” de “Semana”; cosa que Rubén aceptó gustoso, más el encanto no duró mucho, Rubén también emigra en busca de nuevas oportunidades laborales y viaja a Monterrey.

En 1963, ante situación tan angustiosa, en que “Semana” esta a punto de espirar, doña Josefina Valadez, a los sesenta años de edad, con una energía inagotable, un amor verdadero al trabajo y a la obra periodística de su hijo, por accidente y necesidad, como escribiera recientemente O. Kaiser, “surge valiente, cual Fénix”, toma el timón, le inyectas energía divina y su pluma, que posiblemente sólo usaba para escribir cartas a sus seres queridos, empieza a realizar sus producciones, torpes al principio, pero siempre bien intencionadas. Y así, tejiendo el tiempo, palabras y papeles, reparte su pensamiento por doquier, ha compartido con nosotros veinte años al frente de “Semana”.

En treinta años de periodismo, surgen columnistas dejando huella por sus escritos; ya son parte de la historia nuestra, Citaré en esta ocasión a los primeros, para recordar lecturas de añoranzas:

Sucedió en mi pueblo, escrito por la fascinante pluma de Francisco J. Montemayor, quien también redactaba Garrotazo de Ciego, Temas de Tomás Chapa Martínez y Quinta Columna de don Nicolás Gutiérrez Rojas, firmando con el seudónimo de A.B.C., Reynaldo Hinojosa era el autor de Semana Política, el clásico Epigrama Semanal estaba a cargo de José Soto García; Víctor Alejandro Méndez redactaba Comentando el Deporte; el chispeante Cartón de Semana estuvo a cargo de Alejandro Chapa y que en los últimos años ha estado a cargo de Leopoldo Garza, con una producción que sobrepasa los cuatrocientos. La gustada columna Tepalcates escrita por Napoleón Elizondo, que firmaba como Nelizondo, autor también de del fragmento poético titulado Musa Fectiva, autografiado con N.E.H.; en tanto Nicho escribía La Vida de Guasa y Octavio Mascareñas con el seudónimo de O. Kaiser aportaba el documento moralizador, con comentarios políticos; Hablemos la escribía Pablo De los Santos; La Semana Social estuvo a un principio a cargo de María Isabel Chávez y María Elena De los Santos, después fueron responsables Rosa Norma Morton y María Eugenia Garza y en los últimos años ha estado a cargo de las hermanas Deyanira e Irma Chapa; Laura Rodríguez era la autora de Ensalada Popof, Nelly Ruiz de Mascareñas insertaba De Mis Recetas de Cocina; Las Notas de los Colorados de Vallecillo, correspondían a Ricardo Martínez Arias, que con el seudónimo también escribía Llovizna. La corresponsal en Parás era Blanca Esthela Hinojosa y las Noticias de Villaldama estaban a cargo de María Elena Villarreal; los magníficos Diseños de moda de Casa Morales eran creados por Carolina Montemayor. Las Cartas Semanales de Europa las enviaba Fernando Salazar, mientras Celso Garza Guajardo aportaba la polémica columna Farándula* .

En los últimos años escriben su columna, Juan Garza Garza Las Huellas de mis Gentes y José Castellanos Simplemente una Opinión. Tantos y tantos más que, por ahora, me resulta imposible citar a todos, lo cierto es que guardamos gratos recuerdos de tan célebres columnistas.

“Semana” se ha editado en diferentes imprentas que han hecho lo suyo en tan importante labor; como cité anteriormente, al principio se imprimía en la Imprenta Villarrubias, después en Impresora de Sistemas y Servicios Técnicos, para pasar luego a la Imprenta Livas y en los últimos años en la Imprenta Alfonso Reyes*.

A lo largo de treinta años, “Semana” es el periódico municipal que a nivel nacional es la más prolongada edición. Es un verdadero semanario, es el periódico del pensamiento regional que ha servido de tribuna para los más variados pensadores políticos y religiosos; es un órgano de difusión cultural y social y un instrumento legítimo de comunicación entre autoridades y el pueblo. Por su larga vida, es la crónica de lo cotidiano, del ser y quehacer del sabinense, de lo que se dice, fe lo que se hace y de lo que quiere hacer, en sí, es catálogo de virtudes cívicas, morales y políticas de Sabinas Hidalgo. Eso es “Semana”.

Para concluir, por la satisfacción del XXX Aniversario de “Semana” a Jorge Mascareñas y a doña Josefina Valadez de Mascareñas, nuestro reconocimiento para que continúen con su obra periodística y hacemos votos para que por medio de “Semana”, nos hagan el dulce milagro de amar más y más a Sabinas Hidalgo, Nuevo León.

  • Desde 1984 hasta el 2000 Celso Garza Guajardo editó Apuntes del Cronista y don Espiridión Villarreal sus notas de diferentes temas.

  • A partir de diciembre 1985 es editada en la imprenta de Guadalupe González.

Fuente:

La Historia de un Periódico llamado Semana
Gustavo Garza Guajardo
Marzo de 1986.