La entrada de los mineros hacia el norte, provocó un estado de guerra que en muchos y largos periodos fue de fuego y sangre, a veces real y en otras fingido para justificar la saca de indios como “esclavos por sentencias penales”, única forma de esclavitud del nómada entonces tolerada. La riqueza de las minas y la guerra viva, atrajeron a multitud de aventureros con esperanza de encontrar fortuna fácil en yacimientos o encomiendas, con riesgo a sufrir los peligros de la vida fronteriza. Llegaron también infractores de las leyes, fugitivos y criminales, al respecto existe abundante y variada documentación en los archivos locales.
Casi en forma paralela a la encomienda, repartimiento y congrega, y ante la falta de brazos para las minas, se buscó captar trabajadores asalariados con un jornal de 4 reales diarios, superior a la paga de los agricultores y el estímulo de sacar mineral, en beneficio propio que podían vender libremente, después de cumplir su jornada.
La carencia de una legislación minera general, a lo largo del siglo XVII y mitad del XVIII, -para importantes sectores de trabajadores fuera de los repartimientos-, fue la base para establecer un régimen laboral con base en el trabajo libre asalariado conforme a la costumbre (sistema de partidos) lo que fue una alternativa para explotar dicho rubro.
El trabajo minero en el periodo colonial comprendía tres aspectos muy importantes:
- Encontrar venas metalíferas.
- Sacar el mineral provechosamente.
- Separar los metales preciosos de otros materiales.
La búsqueda de vetas se realizaba mediante una actividad desorganizada, dispersa y fortuita de los llamados buscones que recorrían los montes por su cuenta y riesgo con la esperanza de hallarlas.
Extraer el mineral y beneficiarlo, es la parte medular del trabajo minero. Cada mina presenta características propias, aunque se puede hablar de operaciones generales y procedimientos comunes, a pesar de las distintas modalidades y variantes en cada centro minero.
Fuentes:
TREVIÑO VILLARREAL, Mario. Mil días de Riqueza. San Antonio de la Iguana. Monterrey, N.L. Archivo General del Estado de Nuevo León. 1990. 151pp. (Cuadernos del Archivo No. 48).
TREVIÑO VILLARREAL, Mario. San Carlos de Vallecillo, Real de Minas 1766-1821. Monterrey, N.L. Archivo General del Estado de Nuevo León. 1987. 122 pp. (Cuadernos del Archivo No. 15).
Mario Treviño
CIHR-UANL