En 1944 se filmaron en los alrededores de Monterrey, Guadalupe y Santa Catarina, escenas de la película “Cuando lloran los valientes” dirigida y producida por Ismael Rodríguez. Protagonizada por Pedro Infante, Blanca Esthela Pavón, Víctor Manuel Mendoza y Virginia Serret. Un narrador nos introduce en el melodrama supuestamente ambientado en el año de 1860 cerca de Monterrey: “Este es el corrido de Agapito Treviño, Caballo Blanco. Los corridos nacen del pueblo. Son una historia hecha música de un hombre, de una fecha, de un suceso escrito con sangre. Los corridos siempre se escriben con sangre y éste no es la excepción. Agapito Treviño existió y ésta es la historia de su vida. Una historia cruel, amarga, injusta…”
La película inicia con paisajes en donde una vez hubo un rico pasado agrícola y ganadero. Repleto de anacahuitas, agaves, nopaleras, pirules, mezquites y cactáceas de variadas especies, con rastrojos de maíz y jacales de adobe o de sillar con techo a dos aguas, cubierto con palmas.
Obviamente Pedro Infante interpreta a Agapito, Blanca Estela Pavón a Cristina, la novia abnegada y fiel de Agapito, Víctor Manuel Mendoza a José Luis Arteche, un medio hermano de Agapito, ambos hijos de Manuel Arteche, general y responsable militar para exterminar a los rebeldes y salteadores que asolaban a nuestra región, quien supuestamente dejó embarazada y abandonada a Rosita, la madre de Agapito. Por eso fue recogido y criado por el papá de Chavela (Virginia Serret) quien estaba enamorada de Agapito y continuamente lo celaba en contra de Cristina. También participan en el film, Agustín Isunza como el Tío Laureano, el Chicote como Cleofas, Joaquinito Roché como el Pinolillo, el niño que recogió Agapito después de que los rebeldes quemaron un rancho allá por el rumbo de San Nicolás. Las locaciones interiores se hicieron en los estudios América en la ciudad de México y los exteriores en lugares de Nuevo León.
El argumento es de Rogelio González, quien por cierto, aparece en la película como el hermano de Cristina (Blanca Estela Pavón) y está basado en el cuento radiofónico “La vida azarosa de Agapito Treviño, Caballo Blanco” de Pepe Peña, muy escuchada en la radio regiomontana en el primer tercio del siglo XX. Aunque propiamente no es la biografía de Caballo Blanco, el bandolero y asaltante de caminos entre 1848 y 1854. No obstante, tiene algunos rasgos históricos, como por ejemplo, mencionan al general Pedro Ampudia, como gobernador y comandante militar de Nuevo León. A lugares como San Agustín, San Nicolás, Saltillo y Monterrey. A las tropas diezmadas por las continuas epidemias ocurridas en el siglo XIX. A la música con clarinete y tambora. A banquetes tan nuestros en donde no podían faltar el cabrito, la barbacoa, los frijolitos y las tortillas hechas a mano y tomaban mezcal para alegrarse. Incluso se habla de la devoción del Santo Cristo de Saltillo. La trama nos presenta a un Agapito Treviño, apodado el Caballo Blanco, quien es el defensor de los pobres, que sufren lo mismo de las fechorías y calamidades de los alzados como de los federales.
Como escenarios de las correrías de Agapito, vemos el cañón y algunos sitios de Santa Catarina, de la Sierra Madre Oriental y del cerro de la Silla. Existe la posibilidad de que el ex alcalde de Santa Catarina, Julián Ayala Luna, le prestara su caballo para que Agapito lo montara durante la filmación. Germán de Luna García, ilustre vecino de Santa Catarina se quedó con la idea de que Agapito era un salteador de caminos. Para don Germán (QEPD), la película dio fuerza a la leyenda. Mientras hacían el rodaje, don Germán hacía exhibiciones del tiro al blanco en el restaurante donde comían los actores, precisamente en el poblado de la Huasteca.
Al fin de cuentas, Manuel Arteche mata a su propio hijo (Víctor Manuel Mendoza) por lo que enfadado y lleno de ira, Agapito lo intenta matar, pero Blanca Estela Pavón se atraviesa y accidentalmente muere a manos de su novio Agapito. Es cuando se cierra el ciclo: así como Agapito recogió a Pinolillo cuando perdió a su mamá, le dice que no llore porque ella lo está mirando desde el cielo. Ahora Pinolillo se le acerca y le dice que no llore, porque Cristina lo está viendo desde el cielo. La película concluye: “Y esta es la historia de Agapito Treviño, Caballo Blanco, una historia cruel, amarga, injusta. Pero precisamente por eso, el pueblo la recogió en su corazón, dándole a su héroe a cambio de su dicha la inmortalidad”.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina