Como buenos amantes de las buenas cosas de la vida, la música, la rima, la prosa, pero sobre todo la amistad, un grupo de amigos se reunieron por primera vez a convivir y compartir el pan y la sal en el Club de Caza, Pesca y Tiro Corona, y, quién se iba a imaginar, que de aquella fecha no muy lejana ya están convocando a la quinta reunión, en esta ocasión, será en Ciénega de Flores, en la quinta del Profr. Joel Montemayor Soto, ubicada en Villas Campestres, tentativamente a fines de este mes, aquí les comunicaremos tan pronto como nos lo confirmen.
Los amigos que están en proceso de integración de un club denominado “La Nostalgia” sesionaron a su manera por cuarta ocasión el viernes 29 de octubre de 2004 en la comunidad de Matatenas, Vallecillo, N.L., de donde es originario uno de los socios más activos, como lo es Israel Villarreal Inclán.
Pues bien, pasaron lista para celebrar el cumpleaños del Profr. Joel Montemayor Soto, allí presente, Manuel Salazar Viejo, Abelardo Montemayor Ruiz, Dante Francisco Perrone Hernández, Rubén Mascareñas Valadez, Rubén E. Solís Montemayor, Héctor Rolando Solís M., Antonio Montemayor Soto, Roberto González González, Héctor Madrigal Hinojosa, Rogelio Gómez Martínez, Martín Guadalupe Elizondo Montemayor, José María Ibarra Robles, Nabor Soto Pérez, Benito López Valadez, José Enrique Cuevas Rodríguez, Jesús Pérez García “Canales” y Abraham Villarreal Cervantes, a quien agradecemos la invitación a la próxima reunión y la calavera dedicada al Club de La Nostalgia en su edición 2004 que a continuación transcribimos.
Calavera del Club de La Nostalgia
Empezó con la amistad y empezaron las reuniones y el día dos sin novedad se llenaron los panteones.
Ya se habían muerto primero Dios los tenga en su memoria quedaron en su agujero por cierta convocatoria.
Reunidos en funerales puras gentes de las buenas bien rodeados de animales murieron en Matatenas.
Estaban entre dos fuegos quedaron achicharrados pues al comerse el borrego se fueron congestionados.
Comieron muchos elotes pero murieron cantando de pena hoy están llorando los patos y guajolotes.
Unos no querían morir y el diablo que los agarra han dejado de existir al compás de la guitarra.
Murieron esta ocasión en el rancho y sus cultivos y en la próxima reunión aseguro que están vivos.