Otra de Marco…

El poder marea, dicen con autosuficiente filosofía las personas mayores de los pueblos y vaya que tienen razón, la prueba la tenemos con el ajonjolí de todos los moles en el municipio de Monterrey, el Secretario del Ayuntamiento Marco Antonio Orozco, a quien la soberbia le gana y en su afán de quitar los obstáculos de su camino para llegar a la alcaldía de Monterrey, llevó a su jefe Adalberto Madero a cometer un desatino.

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