“Oh pueblo que le dio fama y origen a la industria en Nuevo León”. La Fama de parajes y sitios pintorescos. Desde Ábregos, Rivero, Cantú Treviño, Sánchez, Calderón y González. La de lugares de descanso y recreo veraniegos. Donde Alfonso Reyes jugó de niño. Donde confluyen vecinos procedentes de la villa de Santiago, Parras, Arteaga, San Jerónimo, San Pedro, la sierra, la Leona y Santa Catarina. Donde vivió Morones Prieto. La del sindicato que gobernó Santa Catarina entre 1952 y 1976. Si otros municipios presumen ser la cuna grupera de Nuevo León, aquí fue donde todos los grupos saltaron a la Fama. La de los bailes y fiestas interminables. Si algo distingue a sus habitantes, es la capacidad de participación y exigencia políticas. Y en eso tuvo que ver el profe Efraín Díaz. La Fama tuvo hermanas: la Fama Montañesa de Tlalpan, la Estrella, el Porvenir, la Aurora y la Leona. Donde se acumularon los primeros capitales que apostaron a hacer de Monterrey la capital industrial de México. Si otros lugares preparaban enchiladas y tacos, en la Fama hacían las tortillas y tostadas para los antojitos mexicanos. La de los tacos de harina que se venden en la Burrolandia. La que sufrió por tener servicios públicos. La de vialidades que no tienen camino y se cierran. Aquí el desarrollo urbano se hizo entre el río Santa Catarina y el camino de los Saltilleros. La polifacética y culta que tiene cercanas a la UDEM y a la prepa 23. Si los emperadores y sacerdotes mexicas hablaban en el templo mayor, los políticos o quienes dicen serlo, deben hablar o vienen a hablar en Fama.
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