«En el Vallecillo se descubrió el año de 66 una veta considerable muy plomosa; y con sólo la ley de cuatro onzas, pero su mucha saca y dócil beneficio les prometió utilidad y se abrieron sobre ella catorce bocas y cinco tiros para desagüe.
«En el Vallecillo se descubrió el año de 66 una veta considerable muy plomosa; y con sólo la ley de cuatro onzas, pero su mucha saca y dócil beneficio les prometió utilidad y se abrieron sobre ella catorce bocas y cinco tiros para desagüe, pero tuvieron que abandonarlas por los vapores de gas ácido carbónico que mataba la gente: en el año de 1799 denunció una compañía las catorce minas, posesionándose de mil quinientas varas al hilo de veta, y ninguna pasa su profundidad de ciento veinte varas que indican su mérito: desaguadas las minas por esta compañía, las encontraron derrocadas, porque los antiguos las derrocaron antes de desampararlas. Se vieron precisados a dar nuevo tiro y boca en tierra virgen: lograron descubrir la veta a las setenta y dos varas en tres cuartas de metal de catorce onzas, tan abundante que cayó piedra de viente arrobas; pero luego se soltó el vapor y no pudo continuarse su laborío hasta cortar dicha veta y romper los frontones; se pusieron varios hornos y máquinas, y no surtieron el efecto deseado, por lo que están paradas solicitando su dueño conseguirlo por medio de las bombas de fuego: estos metales son muy dóciles; por el método del fuego que en este país le llaman gatemes. Cuentan los dueños con seis pesos libres en carga conforme sale la mina, y como la extracción de abundante, se considera de consideración su laborío».
«Memoria presentada a la XXI Legislatura del Estado Libre y Soberano de Nuevo León, por el Gobernador Constitucional, ciudadano licenciado, Viviano L. Villarreal, el 16 de septiembre de 1881». Imprenta del Gobierno en Palacio, a cargo de Viviano Flores Monterrey, 1881.