«El Real de San Carlos de Vallecillo, que dista de esta capital treinta y dos leguas, está situado hacia el norte, en un llano que circunda una corta lomería y en el centro de él están sus minas…
«El Real de San Carlos de Vallecillo, que dista de esta capital treinta y dos leguas, está situado hacia el norte, en un llano que circunda una corta lomería y en el centro de él están sus minas; éste se visitó el día 1o. de marzo de este año, y habiendo pasado revista en el mismo día a su compañía miliciana de caballería, que se compone de cincuenta hombres, sin los oficiales de ella, la hallé armada y equipada en dicho Real como en los ranchos inmediatos del río Sabinas, asciende a trescientas setenta y nueve familias, noventa y cuatro de españoles y doscientas ochenta y cinco restantes de mestizos, mulatos, e indios naborios, los cuales habitan en veintinueve casa de terrado y trescientos cincuenta jacales de zacate, los más de ellos ejercitados en el ejercicio de las minas, que sin embargo de estar casi todas aguadas, se visitaron y reconocieron por peritos e inteligentes que nombré para ello, a fin de informarme de su presente estado y laborío, y se halló ser diez y siete las minas que pueden ponerse en corriente y fruto, verificado el tipo general que procuré se emprendiera por aquel comercio, y de hecho se puso en práctica para su desagüe. Mandé juntar todos los indios mansos que andaban dispersos en el Real y sus inmediaciones, y se congregaron veinte cuatro familias de sujeción y trabajo a cargo de don Miguel de Villarreal de aquella vecindad, nombrándoles un capitán con determinadas reglas e instrucciones para su mejor gobierno y conservación. Del mismo modo recogí la nación de los indios Ayaguas que se componen de veintitrés familias, y nombrándoles un capitán con las instrucciones generales que distribuí en toda la provincia para el gobierno, sujeción y mejor mantenimiento de estas gentes, las reduje a que trabajasen en servicio de la hacienda de labor del general don José Salvador Lozano, que está en términos del real de las Sabinas, pagándoles su trabajo, y dándoles la correspondiente ración, a lo que aceptaron de buena gracia, quedando muy conformes a la sujeción y comando del administrador de dicha hacienda, y a las órdenes de su capitán. Tiene este Real de Vallecillo a una iglesia nueva construida a piedra y cal de regular cañón y con los ornamentos y demás necesarios para la administración de los Santos Sacramentos. A cuyo Ministerio asisten de arraigo dos vicarios que mantienen el cura propio de aquellos Reales don José Manuel de Plaza».