El municipio como centro de estudios del Cronista

Sabia virtud de conocer la crónica

La palabra “municipio” proviene del latín “municipium” que a su vez tiene sus raíces en dos palabras: “munis” que significa cargar o servir y “civitas” que significa ciudad. El municipio desde tiempos ancestrales ha servido como referencia para la administración de los pueblos, villas y ciudades. Los rasgos de administración pública que poseen los municipios en México, corresponden a las concepciones grecolatinas de organización social y de las variantes introducidas por España. Con el transcurso del tiempo, el municipio se convirtió en una instancia de carácter social y político en la cual se asocian los vecinos, con la intención de convivir y asegurar armonía, seguridad y satisfacción de las necesidades sociales de sus miembros o de quienes integran una comunidad.

Los que se encargan de “servir” al municipio son los funcionarios que integran a su vez un cabildo y todas las acciones encaminadas al bien común realizada por personas unidas es el “ayuntamiento”, palabra que tiene que ver con los verbos juntar o reunir. Propiamente el primer cabildo surgió en México en 1519, cuando Hernán Cortés estableció la Villa Rica de la Veracruz. Pasaron 77 años para que se estableciera el primer cabildo en lo que actualmente es el estado de Nuevo León. En 1596 Diego de Montemayor fundó la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey y estableció el primer cabildo conformado por los primeros vecinos que lo acompañaron en su empresa.

El fundamento constitucional sobre la existencia del municipio la encontramos en el artículo 115 de nuestra Carta Magna. La Constitución de 1917 estableció al “Municipio Libre” como la base de la división territorial y de la organización política y administrativa de los estados de la república. Con el citado artículo, los municipios son administrados por un ayuntamiento de elección popular encabezados por un alcalde o munícipe, tienen personalidad jurídica propia y autonomía para manejar su patrimonio conforme a la ley, se encargan de los servicios públicos como agua potable y alcantarillado, limpia y recolección de basura, panteones, calles, parques y jardines, seguridad pública y tránsito, desarrollo urbano, ecología y promoción de la educación no formal, mediante actividades cívico-culturales y la recreación. Pueden administrar libremente su hacienda, la cual se formará con las contribuciones que señale el respectivo congreso para que se atiendan adecuadamente las necesidades básicas de la población.

El municipio en México se integra con tres elementos que son insubstituibles: población, territorio y gobierno. El gobierno recae en el ayuntamiento, que es el responsable de orientar y ordenar las acciones de la población y las suyas propias para mejorar el nivel de vida de sus habitantes y conservar y cuidar el territorio que le corresponde.

Como se advierte, el municipio es la base del gobierno y de la administración pública, ya que es la instancia o nivel de gobierno que más cerca está de las necesidades de la población. Lamentablemente existe un falso concepto respecto a lo que es y debe hacer una administración municipal. Aunque existen leyes que le dan autonomía en materia económica y política, los municipios están sujetos en la mayoría de los casos, a disposiciones legales tanto federales como estatales. Y muchas funciones que constitucionalmente le corresponden, son realizadas por el gobierno estatal y algunos de los servicios que ofrece pretenden ser privatizados.

La importancia del desarrollo municipal nos compete a todos los que conformamos y vivimos en los estados del noreste mexicano. Ya que en la medida de su crecimiento no sólo demográfico, sino de oportunidades y de desarrollo para los que cohabitan en el mismo, aspiraremos a un mejor nivel de vida. Pero ¿en qué términos podemos medir el desarrollo municipal? En la medida en que el cabildo se preocupe por cumplir cabalmente con las funciones que constitucionalmente le son asignadas y sus habitantes colaboren y participen en el cumplimiento de esas disposiciones constitucionales. Definitivamente, debemos proponer para que el llamado cuarto nivel de participación política, la comunidad, también tenga injerencia en la búsqueda y aseguramiento de ese desarrollo municipal del cual hablamos.

Al iniciar el siglo, políticamente regían los municipios los alcaldes primeros que eran elegidos cada año. Mientras que los alcaldes segundos se encargaban de la administración de la justicia en cada municipalidad. Los municipios eran los que organizaban sus procesos electorales, no pagaban sueldos, pues pensaban que era un honor servir a la comunidad.

Las obras se realizaban con el esfuerzo conjunto y los recursos del erario municipal se enriquecían mediante la oportuna recolección y cobro por impuestos y servicios que se otorgaban. Es curioso, pero todavía se escucha en cada municipio, que todos le sacaban la vuelta para ser alcaldes, ya que terminaban por poner recursos propios.

En la actualidad los cabildos se renuevan cada tres años y los sueldos varían de acuerdo a la importancia de los municipios. Para las elecciones a representantes en los congresos, -ya sea del estado o federal- el estado se divide en 10 distritos locales y 6 para la federación. Y a últimas fechas, la polémica de la reelección en los períodos administrativos ha cobrado mucha importancia.

Los municipios en el contexto federativo mexicano, aún dependen del gobierno nacional y de los estatales para dar forma a sus proyectos de gobierno y administración de sus localidades. Al no tener una hacienda propia y fuerte, tienen problemas económicos para solucionar las demandas de la población. Por ejemplo, al finalizar cada trienio, muchos municipios quedan endeudados con bancos de desarrollo por los préstamos solicitados.

Para un adecuado desarrollo municipal, es urgente pugnar por un nuevo federalismo en el que los municipios de México sean la base de una auténtica soberanía integral. Los nuevoleoneses nos quejamos del centralismo en el que vivimos. Particularmente, hemos hecho de la zona metropolitana un pequeño Nuevo León y nos olvidamos que existen comunidades que todavía pueden aportar mucho en el desarrollo regional. Generalmente vemos a los municipios rurales como lugares de descanso y recreo.

A nivel general, los municipios requieren de una mayor autonomía en sus funciones administrativas y políticas, para lograr un desarrollo justo y equilibrado para satisfacer las demandas -cada vez crecientes- de la población. Ya que municipio es el nivel de gobierno más cercano a la población, pues el que mejor conoce sus necesidades.

Y es ahí donde se inserta la labor del Cronista.