Ciertamente de que existen muchos caminos y muchas formas de llegar a donde uno quiere. Y más en el terreno de la historia de nuestros pueblos, donde vemos una buena variedad de formas de abordar, investigar y de escribir la historia de un pueblo, barrio, ciudad o municipio.
Si nos fijamos bien, la mayoría de las monografías escritas por los cronistas e historiadores de Nuevo León, no se ajustan a un patrón metodológico similar, sino que cada quien y de acuerdo a su formación e interés, realiza la monografía municipal. Unos presentan temas que se van hilando entre sí, otros siguen el método deductivo: van de lo general a lo particular, iniciando con una presentación geográfica del lugar y de información estadística relevante. Hay que recordar que no se da el tiempo sin espacio. Otros lo organizan por capítulos ordenados cronológicamente, etc. El caso es que existen muchas formas para elaborar una historia municipal.
El Cronista Municipal de Isidro Favela y Nicolás Romero del Estado de México, Xavier I. Esparza Santibáñez, publicó en El Municipal en 1996, una sugerencia metodológica para elaborar la monografía municipal, raíz de la necesidad sentida de trasmitir a las nuevas generaciones, los conocimientos, los principios básicos que se siguen para lograrlo.
Comienza por definir que una monografía es la “descripción minuciosa y especial de una cosa determinada. Estudio limitado, particular y profundo de un autor, un género o de una época, un asunto histórico o geográfico”. En cuanto a lo que es una monografía municipal, establece que “es una descripción minuciosa y ordenada de la situación actual de un espacio geográfico determinado llamado municipio”.
En primera instancia, una monografía municipal, deberá contener los temas básicos que toda población debe conocer acerca del lugar en el que vive: el origen de la denominación o del nombre que lleva, un análisis del espacio físico, que incluya la toponimia, información geográfica básica como situación, límites, altura, orografía, ríos existentes, redes de comunicación, número aproximado de la cantidad de habitantes, etcétera. Para ello es de suma importancia incluir un mapa, la descripción del escudo municipal. En general, se puede hacer un capítulo en donde se describan los aspectos sociales, políticos y económicos de la municipalidad.
Luego se pasa a una descripción del patrimonio cultural existente: historia de lugares, relatos de inmuebles, características generales, formas, materiales con que están hechos, cosas sobresalientes de los mismos, por ejemplo, decir si tiene una torre, una placa, señalar la importancia del lugar, entre otras cosas más. También es conveniente acompañar la descripción con una fotografía o grabado.
Posteriormente se pasa a la descripción histórica del lugar, comenzando desde la época prehispánica hasta la actualidad. Se pueden dividir en etapas, siglos, periodos o en años.
También se puede incluir en un capítulo especial, las leyendas más conocidas del lugar, en otro las tradiciones (origen y vivencias).
Como la monografía es un tratado sobre el lugar en el cual uno vive, se tiene que pensar mucho en su estilo literario, pues a la larga puede ser leído o consultado por un público con intereses variados, unos por una necesidad académica, otros por curiosidad y otros por interés de saber algo de la historia municipal.
El trabajo debe ser realizado a través de una exposición sistemática. Se recomienda que por prudencia y en algunos casos, se interprete y se juzgue lo que se debe incluir en torno a alguna situación en especial. Pero esa tarea se la debemos dejar preferentemente a quien consulte la monografía, para que saque sus propias conclusiones a través de un mosaico rico en testimonios. El lector deberá juntar todos los datos para conformar un panorama lo más general acerca de la historia de un pueblo, en cuanto a su historia, economía, demografía, orografía, hidrografía, cultura, tradiciones y leyendas.
Las monografías municipales están sujetas a un breve espacio y a una pequeña región. A decir del historiador Luis González y González: “ la patria chica es la organización de la grande, es la unidad tribal culturalmente autónoma y económicamente autosuficiente, es el pueblo entendido como conjunto de familias ligadas al suelo, es la ciudad menuda en la que todavía los vecinos se reconoce entre sí, es el barrio de la urbe con la gente agrupada alrededor de la parroquia o espiritualmente unidas de alguna manera, es la colonia de inmigrados a la gran ciudad, es la nación minúscula, es el gremio, el monasterio y la hacienda, es el pequeño mundo de relaciones personales y sin intermediarios”.
Porque al fin de cuentas, una monografía histórica nos ayuda a conocer la historia, las tradiciones, las leyendas y los reglamentos que rigen el espacio donde vivimos, sus héroes, los personajes populares, los corridos. Una monografía debe ser un medio que nos ayude a amar más a nuestro pueblo, a defenderlo y a respetarlo.
Paracelso una vez escribió: “Quién no conoce nada, no ama nada, quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quién no comprende nada, Nada vale, pero quien comprende, nada vale, pero quien comprende también ama. Observa, ve… cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor. Quién cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas, nada sabe acerca de las uvas”. En ese sentido, una monografía bien puede ser un punto de arranque que me permita conocer y valorar mejor la historia de mi pueblo.
Otro aspecto esencial, es que al final de la monografía debe incluirse un listado de fuentes en las que se hizo la investigación. Porque los datos no se inventan ni llegan por ocurrencia: se pueden clasificar por libros, por personas que nos dieron información, por los archivos y bibliotecas que se visitaron. Eso recibe el nombre de bibliografía.
Una buena monografía de nuestra aldea nos permitirá conocer mejor nuestra patria grande. La visión que tenemos sobre nuestra Nación, debe partir de nuestra realidad espacial hacia una más grande y no al revés. Así como existe una historia patria que se aboca a la historia nacional, también existen historias de los estados y de los municipios que la integran. Una monografía municipal, se especializa más en un aspecto relevante de la comunidad en la que se vive.