Cuento romántico
Ramón Ábrego Vázquez
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
“La práctica debe ser siempre edificada sobre la buena teoría”.
Leonardo Da Vinci
Muchas gracias: Profr. Santos Noé Rodríguez por sus lecciones y la sugerencia de salirse aunque sea momentáneamente de la rutina y escribir sobre otros temas.
A manera de prólogo
El maestro nos encargó a todos un trabajo escrito, en pocas palabras, nos señaló una tarea, había que traer para la próxima reunión un cuento, especificó las características que éste debería tener.
En ese instante pasaban por mi mente aquellas narraciones que iniciaban: “Había una vez…” sin embargo yo no pude hacer el trabajo.
Junto a mi en la mesa de actividades mi gran amigo Ramón, quien abriendo un legajo y con varias hojas escritas que salían de éste dijo: “Yo he inventado algunos personajes, los he ubicado en algún lugar del tiempo y del espacio, ellos han tenido algunos problemas o dificultades que han podido superar.
Y hoy nos presenta un pequeño trabajo que a nuestro juicio reúne las tres características del cuento: La narratividad con que se describe la historia, la ficcionalidad literaria que es matriz para producir significados y la extensión o espacio de la historia inventada.
Seguro, de que todos ustedes amables lectores, disfrutarán del material literario de nuestro dilecto amigo, Ramón Abrego Vázquez.
Salvador Garza Inocencio
Nunca es tarde para amar
El traslado hacia la nueva exploración lo disfrutamos al máximo todo el camino, por sus abundantes bellezas naturales, acrecentando la satisfacción al hospedarnos en una hermosa casona tipo colonial, con amplios y arreglados jardines en su interior y atendido por dos atentas damas de aspecto religioso.
Mi amigo “Manolo” tan inconstante; triste, taciturno de lunes a viernes y eufórico por los efectos del alcohol ingerido los fines de semana, desde hacía aproximadamente dos años cuando perdió a su esposa y dos de sus hijos en un trágico accidente carretero, cambió como por arte de magia, pues según nos confesó después de varias semanas establecidos en Chalchihuites, Zacatecas, que al presentarse como responsable del grupo de empleados de la importante compañía minera, María, como se llamaba la menor de las hermanas dueñas del local, lo impresionó muchísimo, al encontrar en su rostro la bondad e inteligencia de su madre y la voz dulce, el trato amable, tierno y comprensivo del inolvidable amor de su vida.
Nosotros que tanto lo apreciábamos por su amigable fidelidad y calidad humana como jefe de la cuadrilla, nos trasladamos muy lejos de la realidad, llegando a pensar que como en su radical cambio de socializar, se aficionó al box, y en el pueblo se anunciaba una pelea de exhibición en peso pluma y homenaje a Ricardo “Pajarito” Moreno originario de ese lugar, y Manuel, durante su estancia el año pasado en Caborca, Sonora, entabló una amistad con el tremendo fajador adorador de Baco en uno de los muchos bares que frecuentaba, podría ser el motivo
Craso error el nuestro, no era el mortífero gancho al hígado de su efímero amigo, Cupido, tan certero con su arco, flechó en el corazón al jefe, obligándolo por naturaleza a comprar ropa, no elegante, pero sí seria, discreta, de muy buen gusto, porque su apariencia meses antes dejaba mucho que desear, y ya borracho lo confundieron en Cananea en una noche de farra con un indigente y fue a parar a un albergue, al quedarse dormido en una banqueta, sin saber que era un profesionista calificado, muy competente, solo que un poco débil de actitud.
Las vueltas que da la vida, orgullo de sus modestos padres por sus excelentes calificaciones, se partían el lomo en un pequeño negocio de curiosidades, reconstruyendo o fabricando artesanalmente algunas piezas coleccionables con la ilusión de mandarlo a la capital del estado a cursar una carrera universitaria, viendo coronado su esfuerzo al graduarse con honores y por su cuenta becado, alcanzó la maestría y el doctorado en el extranjero, logro celebrado con una fiesta por toda la familia, incluyendo uno que otro colado o, político cimarrón, sin luz propia, buscando reflectores.
Su vocación no le permitió ejercer la docencia, la práctica pudo mas que la teoría dirigiéndose al terreno de los hechos, era su deber inspeccionar minas, no sólo extraer las riquezas, sino verificar las condiciones de las mismas para salvaguardar la integridad física de todos y cada uno de los obreros, participando en sus afanes laborales y orientándolos en su diario vivir, aunque a últimas fechas, casi todo, poco le importaba.
El amor platónico ya se concretaba al ver a la hermosa mujer de tan finos modales, como un simple adolecente lo regresó a su época de estudiante, por aquellas fechas sin dinero suficiente para invitar a una amiga a bailar o cenar, lo poco que le quedaba lo utilizaba buscando libros, autenticas joyas de la literatura, que aristócratas incultos usaban sólo para adornar su biblioteca, y ya deteriorados por el tiempo, los remplazaban por unos más vistosos, y el mozo, desobedeciendo la orden de arrojarlas a la basura, las vendía, por llamarle de alguna manera, a la irrisoria cantidad que los comerciantes informales le pagaban por ellos, y constituyeron una fuente inagotable del saber por muy poco dinero al ingeniero metalúrgico en ciernes.
Ahora leía en el jardín, junto a la fuente, tan cerca de sus sueños y tan lejos de aquellos momentos, al tronco de un viejo ahuehuete donde nutría su alma y purificaba su espíritu, empapándose con los clásicos desde Shakespeare o Cervantes, pasando por Calderón de la Barca, Lope de Vega, Homero, o los contemporáneos españoles Javier Marias, Camilo José Cela, Soledad Puértolas o Ana Rosseti. También disfrutó de las obras de García Márquez, Carlos Fuentes, Borges, Galeano y Castellanos, Rosario.
Alguna vez nos comentó lo que batallaba para entender a Fernando Pessoa aquel poeta, escritor de la lengua portuguesa que nació un 13 de junio de 1888 en Lisboa y murió a los 47 años, sí, aquel filosofo que pasó su niñez en Sudáfrica porque su padrastro era diplomático y sus expresiones y poesías son un quebradero de cabeza, como aquella que dice: “Todas las frases del libro de la vida, si se leen hasta el fin terminan en una interrogación”, o como En la gran oscilación, por ejemplo.
En la gran oscilación
Entre creer y no creer,
El corazón se trastorna
Lleno de nada saber
Y, ajeno a lo que sabía
Por no saber lo que es,
Solo un instante le cabe
Que es conocer la fe
Fe que los astros conocen
porque es la araña que está
en las telas que ellas tejen
Y la vida que había ya.
La gran diferencia es que ya no visitaba esos lugares para obtener los valiosos libros, solo el primero del autor zacatecano López Velarde en lujoso establecimiento, y regaló para corresponder a sus atenciones a María en una de tantas visitas al jardín donde solía tomar el sol (Cuando había oportunidad) y ella le ofrecía un rico cafecito o un espumoso chocolate con su respectiva repostería elaborada por sus prodigiosas manos.
María Antonieta, todo lo contrario a él, pues nació en un hogar conservador, lleno de comodidades, sus primeras letras las aprendió de una maestra particular y ya adolecente en un internado para señoritas, continuo sus estudios aprendiendo música, llegando a dominar varios instrumentos y extraordinariamente bien, el piano, además muchas y variadas manualidades, de hecho la confortable reliquia colonial fue el casco de la hacienda de su padre que al fallecer le heredó, sin embargo, se presentaron una serie de inconvenientes por su condición de mujer y todo se vino abajo, no les quedo otra disyuntiva que ofrecer alojamiento a los turistas que se ausentaron poco a poco al construir las agencias de viajes modernos hoteles hasta llegar a lo actual, historia que en charlas de sobremesa María le comentó
De lo que no estaba enterado es que al terminar el largo corredor del vetusto edificio estaba un amplio recinto con muchas herramientas de labranza del siglo pasado en perfecto estado, y enseguida del museo agrícola, una enorme biblioteca, sí, un verdadero tesoro que su adorada, sin que ella lo supiera, en silencio, un día temprano antes de acudir a sus labores lo condujo hasta allí para ponerla a su disposición, situación a la que no daba crédito, y emocionado abrazó por primera vez a María, sorprendida también, dejó que el tiempo trascurriera correspondiendo al halago.
Sin que por asomo, él se diera por enterado, ya la había cautivado, su forma de conducirse ante sus subalternos y vecinos, su hábito a la lectura y responsabilidad en su trabajo le sumaban valores de los que no tienen precio.
La expresión de su mirada, María la percibió al instante de presentarse, por la intuición natural desarrollada por el trato a diario con personas de diferentes costumbres, conocimiento perfeccionado más por necesidad que por vocación, aunque pareciera haber nacido para ejercerla magistralmente, dándole al entorno o negocio un ambiente serio, muy familiar; estudiantes y agentes viajeros las respetaban, admiraban y querían, corroborándolo con sus visitas, en algunas ocasiones sin motivo aparente, mas que saludarlas.
También como de casa, eran considerados unos ingenieros civiles y personal administrativo de mucha confianza de una compañía constructora con aproximadamente 3 años de permanencia en el lugar, por supuesto, disfrutando su estancia por la hospitalidad de María, Andrea y su selecto personal.
Para María,no representaba ninguna dificultad comunicarse con la gente en dos o tres lenguas, y, sin considerarlo así, en el idioma del silencio, donde Manuel vaciaba sus sentimientos amorosos por medio de su mirada, algo parecido a las siete notas musicales que, quieras o no, expresan miles de estados sentimentales, o el pictórico que valiéndose de siete colores ha plasmado innumerables momentos anímicos.
El hombre habla, balbucea, canta, cuchichea, charla, bufa, chista, gime, grita, murmulla, se queja, resopla, ruge, silba, solloza, tartamudea, tararea, vocifera, etcétera, pero sólo un actor profesional de primera linea coordina su gesticulación y el brillo de su mirada con sus palabras, sólo un artista, y “no se dan en cualquier maceta”, norestensemente hablando.
María, demasiado noble y nada tonta, aplicaba en su vida diaria esa técnica o arte, no lo se, y jamás caía en el engaño de oportunistas vivales, merolicos o charlatanes, de los que nunca faltan en los pueblos, es más, los ignoraba y hacia mofa de ellos, acompañando con el órgano a las chicas del coro después de la misa, cantando en privado: “Marieta no seas coqueta porque los hombres son muy malos, prometen muchos regalos y lo que dan son puros palos”, con dedicatoria especial para el sacristán, un gandalla con disfraz de oveja que siempre las andaba espiando, familiar de un beato y lo mantenían activo por recomendación o caridad, no por eficiencia, algo similar al sistema político mexicano actual, y lo mandaban a rajarse con el párroco cuando las sorprendía divirtiéndose en el atrio de la iglesia, entonando otra revolucionaria melodía que dice así: “La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar porque le falta porque no tiene, mariguana que fumar”, y le seguían con la alegría que dan los años mozos: “Ya se van los carrancistas, ya se van por el alambre, porque dicen los villistas, que se están muriendo de hambre. Pobre de la cucaracha, se queja con decepción, de no usar ropa planchada, por la escasez de carbón. Pobrecito de Madero, casi todos le han fallado, Huerta el ebrio bandolero, es un buey para el arado. Una guacamaya pinta le dijo a una colorada, quien se meta con mi patria, se lo carga la fregada. Que bonitas soldaderas cuando bailan el fandango. Viva Pánfilo Natera, el orgullo de Durango. Ya murió la cucaracha ya la llevan a enterrar, entre cuatro zopilotes y un ratón de sacristán. Tan, tan. Ja ja ja, lo celebraban con una sonora carcajada.
En contraparte, el silencio considerado padre de todas las ideas, camino más corto a la sabiduría y principio del amor, a María le nacía descifrarlo.
Y no porque Manuel fuera corto o cohibido, su actitud era de respeto a la memoria de su difunta esposa o tal vez no se consideraba seguro y de volver a caer en el fango, de regresar a las andadas y manchar en todos los aspectos la inmaculada personalidad de un ser tan especial, salpicando de paso a su madre, a la que sin desearlo, atormentó bastante, sin perder la esperanza nunca de su regeneración, ni la comunicación, y, entre el deber y el poder, pasó el tiempo detenido en ese momento.
Ah, que cuánto tiempo trascurrió en “el casual” encuentro de dos almas, es lo de menos, si no estaban buscando establecer una marca en Guinness, además, quien va con cronómetro en mano a tomarlo, no manchen, como se acostumbra coloquialmente describir en la actualidad una incongruencia, menos la intensidad extraída de un sublime amor en ese estado de infinito placer, de ese sueño del que nadie quiere despertar y Manuel lo hizo primero pronunciando sólo 3 palabras “Te amo María”.
Como diciendo para que sientas lo que siento, callada, le aceptó las dulces palabras sin poder evitar dos lagrimas en sus sonrojadas mejillas, dándole un toque de ternura a su feminidad; quizás dos insignificantes gotas de agua con algo de sal para un científico, o un consuelo para un solitario, un par de perlas en la pluma de un poeta, pero a Manuel le supo a gloria, a sincera afirmación.
De pronto la nostalgia se apoderó de María, recordando sus ilusiones de quinceañera, el clásico príncipe azul que nunca encontró en las kermesses del pueblo, donde los chavos en onda vestían pantalones campana de terlenka, calzaban mocasines y se adornaban con suéters tejidos a mano con un valor estimativo muy grande por ser obra de arte elaborada con mucho amor por la madre o la abuela, nada comparable con el típico macho norteño fuerte, formal, noble y generoso de 1.80 de estatura, de mucho mundo recorrido como Manuel, con botas de trabajo o vaqueras y chaqueta de mezclilla o de cuero, un hombre hecho y derecho producto de un matrimonio integrado hasta la fecha con la arraigada cultura en el trabajo y el estudio, por eso a quien tenía enfrente asistió con dificultades a diferentes universidades, y por circunstancias ajenas a su voluntad, a la escuela de la vida, donde los golpes duelen de verdad y de las caídas pocos se levantan.
Esa inolvidable mañana del nefasto día para las personas supersticiosas, sí, un martes 13 que llega a inmovilizar a los seres humanos creyentes de las cábalas, Manuel se había quedado para trasbordar un cargamento de explosivos y trasladarlo al centro de operaciones de la importante excavación, cuyo interior muy escaso personal contaba con el conocimiento de la magnitud del yacimiento recién descubierto, solo él, su equipo integrado por expertos en su área y por supuesto los accionistas mayoritarios, que al caer la tarde llegarían, por eso con dolor en su alma, no le quedó otra alternativa que despedirse de ella que también realizaba un paréntesis en sus ocupaciones.
Lo primero que afloró en su mente fue escribirle una carta a su madre, sin embargo ya no le alcanzó el tiempo y solo compartió su felicidad con sus amigos y compañeros de labores que lo esperaban en la boca de la mina, preparando el equipo de seguridad para el ingreso de los patrones a ver la enorme veta de los más preciosos metales.
Aunque no significaba ningún secreto y a leguas se percibía aquella relación, entre ellos se comentaba que la lumbre ya estaba en la cañuela y tarde que temprano estallaría, el grito eufórico, el brinco y el abrazo sincero acercó a los demás y no faltó la propuesta de una celebración. Calma, expresó Manolo, ya contaremos con tiempo para eso y más, pero por lo pronto no se les olvide que en unas cuantas horas nos llegará una visita y deseo que todo salga bien; para empezar, en la puerta de la bodega está una buena dotación de carburo para abastecer los candiles nuevos,”No te preocupes ya todo está listo” contestó Pedro insistiendo, total los invitamos; ellos con su champaña o infusión de manzanilla como tú, comprenderás y nosotros tus estimados amigos que nunca traicionamos a lo nuestro nos aventamos un curado de la región.
Las manecillas del reloj continuaban avanzando y en menos que canta un gallo llegó la caravana de inversionistas acompañada por autoridades municipales, peritos extranjeros de laboratorio y otras distinguidas personalidades que Manuel se encargó de presentar antes de pronunciar las palabras de bienvenida y proceder a realizar un recorrido por la rica perforación.
Terminado el evento de trabajo, se invirtieron los papeles, al ser ellos quienes convocaron a todo el personal a una fiesta en céntrico establecimiento contratado y acondicionado con antelación, y para sorpresa de propios y extraños, en pleno festejo, el maestro de ceremonias solicitó la presencia de Manuel Garza Treviño para entregarle, en medio de atronadores aplausos, un reconocimiento a su eficiencia y lealtad a la compañía que al recibirlo lo levantó como queriendo compartirlo con todos sus seres queridos, y cuando todavía no se recuperaba de la emoción mister Jackson lo integró como accionista, desatándose una ovación digna de un héroe.
La carga emocional del afortunado martes 13 requería de un ligero sedante y Pedro el de toda sus confianza, se lo ofreció con la trillada frase cantinera: “Uno no es ninguno, dos son medio y tres es uno y como uno no es ninguno, échate el otro para llevarle serenata a María ahorita que se retiren estos señores, al fin y al cabo el trío Canta Recio ya agarró punto” (Se afinó la voz). lo anterior cuando se encontraba en medio de un océano de felicitaciones.
Para eso no le rogó mucho, la felicidad no era para menos, cuando ya contaba con quien compartirla, “para qué esperar a que salga el sol, si en do nos podemos arrancar” además no era malo para entonar las rancheras, menos las románticas, lamentablemente la dinamita le afectó un poco su audición y por consiguiente el sentido musical, pero qué importaba, si sin mencionar palabras María le interpretó lo que su pecho guardaba, en las sentimentales voces de Pedro, Juan y Chucho de seguro le declararía lo que esperó casi un año en expresarle oralmente
Todo se prestaba para ello, la distancia relativamente muy corta, y así cuando el corazón no le cabía en el pecho las rejas de la ventana de su musa se convirtieron en mudos testigos de la serenata, dando rienda suelta a su alegría pensando: Si lo saben mis amigos qué importa que se entere el mundo, y a los primeros acordes del requinto de “Chucho” apareció María que no tuvo que encender la luz, porque se encontraba despierta, leyendo una novela rosa sin poder conciliar el sueño con sentimientos encontrados, radiante de felicidad y preocupada porque el vehículo de Manolo no se encontraba en el estacionamiento
“Cariño inmortal”, “Quiéreme mucho” y “Toda una vida” escucharon ambos tomados de la mano por enmedio del barandal, y espontáneamente, para despedirse personalmente le cantó aquella trova que dice lo siguiente: Quisiera descubrir un idioma diferente, que no entienda cualquier gente no más, nosotros dos. Después escribir algo así como un poema, que
tenga como tema lo inmenso de mi amor. Quisiera pronunciar frases que nunca hayas oído, mil palabras consentidas distinto a lo vulgar. Mereces tú de mi, expresiones siempre nuevas, a ver si así compruebas, que hoy te quiero más, que hoy, te quiero más; el resto queda a su imaginación.
Ese mismo día, después de descansar un poco y cuando todavía “no le caía el veinte”, le quitó un poco de su tiempo a sus sagrados alimentos en el comedor de sus ocupaciones para escribirle a sus progenitores una carta, que al recibirla, en voz alta les leyó su hermana menor: Lugar y fecha, Queridos padres,esperando se encuentren bien de salud, hoy me es grato comunicarles que ambos estaban en lo cierto cuando me decían que el mundo da vueltas, no es estático y la vida no se rige con un solo patrón, todo cambia, tú, madrecita adorada, con la justicia divina y mi viejo golpeado por las vicisitudes de la existencia misma, sin llegar a polemizar, afirmaba que todo es causa y efecto, total, mi vida ha dado un giro de 360 grados gracias a sus consejos.
No se si se acuerden que les comenté de una dama llena de virtudes un poco menor que yo, pues es mi novia y pienso casarme, no se alarmen todavía falta, pero como quiera estén alerta, ingieran correctamente sus medicamentos, porque en la primera oportunidad voy por ustedes para que la conozcan.
Por dinero no se preocupen me ha ido muy bien y me va a ir mejor, me acaban de premiar con unas acciones, aunque mínimas, ya estoy en el negocio, por supuesto tengo menos tiempo disponible, pero qué importa, mi futuro y el de ustedes está asegurado se los garantizo.
Para su conocimiento deje de tomar, pero posterior a la ceremonia se verificó un convivio donde cumplí con mis amigos y compañeros de trabajo bebí unas cuantas copas; les prometo que sólo en ocasiones muy especiales o relevantes lo vuelvo a hacer.
Tranquilos pasen la existencia de lo mejor, como yo, salúdenme por favor a todos mis hermanos, díganle que los quiero mucho y a ustedes los adora su afortunado hijo Manuel.
Irónicamente después de lo acontecido, se le acumuló el trabajo con la expansión, y en toda la semana solo se dedicaron sonrisas, hasta el domingo, a petición de ella, la acompañó a la misa intercambiando saludos y parabienes todo el trayecto con los vecinos y feligreses, comieron en típico lugar, continuaron algunos meses su romance, concretándose todos sus proyectos se casaron y colorín colorado, esta tarea se ha terminado.