Continuación de la entrevista a Don Manuel M. García por el Periódico El Porvenir de fecha 1 de julio de 1936
Son dos las escuelas construidas; ocupan una manzana, su construcción es modernísima y apropiada. Uno de los planteles lleva su nombre, el otro ostenta el de su distinguida esposa; la primera representa un costo de ciento cincuenta mil pesos y la segunda de setenta mil. El Pueblo cooperó con un 35 por ciento, totalizando alrededor de trece mil pesos, los que se invirtieron en la Escuela Granja Experimental.
Construyó el Señor García un gran molino de trigo, es la única industria que prácticamente existe en Sabinas y sus beneficios están dejándose sentir, ya que los agricultores han obtenido rendimientos. Naturalmente que esta industria hizo variar por completo el sistema de cultivos; pero para ello tuvo necesidad el Benefactor de Sabinas de refaccionar a los pequeños agricultores, no solamente dándoles semilla, sino también implementos apropiados para el cultivo del trigo.
Para la organización de esta industria tuvo que luchar hasta con las autoridades, ya que las de Monterrey aplicaban un impuesto alcabalatorio a la harina que entraba de Sabinas, cosa que obligó a llevar sus productos a otros mercados.
Implantó otra industria para beneficiar la semilla de algodón. Hay que hacer hincapié en que debido a su tenacidad se comenzó a cultivar algodón en Sabinas y pronto sería aquello también centro algodonero de importancia.
Luego se dedicó a construir una Escuela Granja Experimental, adquiriendo en venta, gran extensión de terreno apropiado y luego construyó el edificio que serviría para el plantel. Su deseo consiste en que los hijos de los campesinos y pequeños agricultores tengan donde realizar estudios concienzudos sobre la mejor forma de hacer producir la tierra. El Señor García es de los que opinan que la humanidad vivirá mejor cuando existan menos abogados y más agricultores, técnicos y prácticos. La Escuela Granja acaba de cederla al Gobierno del Estado para que organice el plantel.
Construyó una plaza, motivo de embellecimiento para Sabinas, pagando de su peculio el valor de las fincas que existían dentro de la manzana destinada para el objeto. Don Manuel M. García no desmaya. mientras mayores obstáculos encuentra para la realización de sus proyectos, es mayor su interés para cristalizarlos. Y lo más interesante, lo mas trascendental estriba en el hecho de que contrario a muchos, no busca el aplauso, ni ambiciona cargos públicos; su satisfacción es íntima y despejada de todo interés egoísta y convencional. Ha manifestado empeño en realizar cuanto beneficio le sea posible a favor de su pueblo ya que su mejor juez es su propia conciencia.
Dentro de la casa de ladrillos rojos no hay derroche de lujo, sino que también allí se trabaja incesantemente. Su jardín es el campo de experimentación de una serie de plantas que enriquecerán la agricultura de aquella zona.
Quienes han interpretado a Don Manuel M. García lo admiran por su tesón en realizar el bien, aún a sabiendas de que quizás no lo han comprendido muchos. Su mayor deseo sería que todo mundo fuera agricultor, que en el país no existiera un solo metro de terreno ocioso, pues afirma y cree que el bienestar de un país está precisamente en el rendimiento de sus campos y que los productos deben materializarse, como la semilla de algodón y muchos.
Todos los escritos anteriores los recogimos de personas del mismo pueblo de Sabinas, quienes como antes dijimos reconocen en Don Manuel M. García al hombre que justamente debe llamársele el Benefactor de su propio pueblo.
Mucho agradecería a toda aquella persona que posea fotografías y anécdotas en pro o en contra relacionadas con Don Manuel M. García, favor de dirigirse a los Tel. 242-22-98 o al correo electrónico juan-morales-garza1@hotmail.com con el Sr. Juan Morales.