Decían los que supieron, que a mediados de 1913 organizó un grupo de correligionarios y salió del pueblo en tropel por el sendero ancho rumbo a Lampazos.
Decían los que supieron, que a mediados de 1913 organizó un grupo de correligionarios y salió del pueblo en tropel por el sendero ancho rumbo a Lampazos. Luego al rancho de Las Enramadas, donde Juan Guajardo le regaló un caballo para la larga jornada. Iba a Coahuila, a incorporarse a las filas de la Revolución que iniciaba Don Venustiano Carranza. No quiso esperar a que la Revolución llegara al pueblo y se marchó a encontrarla ahí donde había nacido.
Fue constitucionalista y sus campañas militares las realizó en la División de Oriente, al mando del General Pablo González, por los estados del Golfo, del Centro y del Sur del País. Su persistencia en las filas revolucionarias y la suerte de saber sortear las divisiones políticas y militares del momento, le valieron su consideración como militar en las primeras filas de los altos mandos. Para 1920 había llegado a General y era figura en los círculos de la capital de la República. Tuvo bajo su mando operaciones especiales y zona militares en los estados de Puebla, Oaxaca, Tabasco, Chiapas y Morelos.
Supo permanecer en las filas del constitucionalismo, entre 1914 y 1919 y en los momentos del acceso al poder del General Alvaro Obregón se incorporó a la rebelión de Agua Prieta, cuando era jefe de operaciones en el Estado de Puebla. En 1920, después de los trágicos acontecimientos de Tlaxcalantongo, el General consolidó sus posiciones y grados militares, siendo para gente cercana a Alvaro Obregón, Pablo González, Benjamín Hill y a Alfredo de la Huerta. Sus actividades siguieron siempre centradas en la capital y en los estados del sur del país. Por esos años adquirió el rancho de Las Enramadas, el cual compró a Don Jesús Guajardo; lo administraba su padre y algunos de sus familiares en el pueblo participando en la política local.
Del General se decía que era un civilista poco afecto a usar el traje militar Luego, en Diciembre de 1923, participaba en la rebelión delahuertista y se ve involucrado, a la vez que muchos generales, en el fallido intento de oponerse a la hegemonía de Obregón y del Calles. Se rebeló siendo jefe de operaciones en Oaxaca y de Diciembre a Abril de 1924, acompaña al General Antonio I. Villarreal en aquella aventura donde sus perseguidos afanosamente por los estados de Puebla, Hidalgo, Veracruz y Tamaulipas. Al final sólo queda un pequeño grupo con vida, buscando salvarse, escondidos en las selvas y en los desiertos Por fin, maltrechos en todos sentidos, son hechos prisioneros en el rancho Del Palmar, del municipio del antiguo Morelos, Tamps. Se les forma Consejo de Guerra y son fusilados en el acto. Era el 10 de Abril de 1924 Ahí, lejos de todo, quedaron sus restos. Después mucho después, fue trasladado al Panteón de Sabinas Hidalgo.
Su rancho de Las Enramadas fue expropiado por el gobierno de Calles y en base a esa acción se formó el primer ejido con gentes que ya estaban avecinadas en el lugar, procedentes del mineral de La Pachona.
La historia del General quedó suspendida como ignorada, como no recordada. Los que le vieron irse en 1913, le recodaban saliendo con una partida de hombres, decían que no había esperado a la Revolución, que mejor había ido a encontrarla sus batallas las dio lejos de aquí, sabiendo permanecer hasta el final, sorteando incluso las batallas más difíciles en toda revolución; las que se se dan entre los bandos después del triunfo. Fue un vencedor y un perdedor a la vez. Su persona integra ese tipo de seres que en la historia son parte de la suma y de la resta, formando el todo de los nuevos saldos en los que se asienta el progreso.
Para muchos que con criterio político ven la historia, piensan que no es lo mismo ser vencedor al principio y perdedor al final. Mas la historia, que es la que al fin de cuentas hace las conclusiones, coloca las cosas en su lugar En el lugar de nuestras conciencias, para decirnos que todo aquél que responda ¡Presente! cuando las cosas son indispensables de hacerse, esos trascenderán el tiempo y sus nombres quedarán más allá de las generaciones que les vieron actuar.
En el panteón está la tumba de un general de un general olvidado por los sinsabores de la política más de un general albergado por la conciencia de la historia, se llamó Luis T. Mireles y fue el sabinense de más alto grado en las filas del constitucionalismo. Supo decir ¡Presente! en los momentos difíciles de la patria venció y triunfó a la vez en los procesos de la Revolución y hoy su nombre esta recogido en los saldos a favor que sabe realizar la historia.
21 de febrero de 1989.