Es tranquilo y constante… tan lo es una y tres cosas a la vez: ciudadano en la política, trabajador en el cine y sastre también. 60 años en lo primero, 50 en lo segundo y 40 en lo tercero.
En política, sus recuerdos se van hacia 1928, cuando de adolescente fijaba propaganda para la elección de alcalde de Don Adolfo Garza Jímenez, de ahí en adelante, su memoria registra los sucesos de la vida política local, estatal y nacional acaecidos en la Villa: Asambleas, mítines, manifestaciones para alcaldes, diputados locales, federales, gobernadores, presidentes de la República. Con especial emoción recuerdo la década de los 30’s y de los 40’s; lo mismo es orador en los actos de propaganda política que en los de carácter cívico y patriótico. Sus discursos, por décadas, han tenido el acento exacto en su timbrada voz y en un final siempre sereno de los mismos… es Regidor en 1949, Agente Segundo Judicial en 1952, síndico en 1958, Agente de Ministerio Público en 1962; en la Procuraduría del Trabajo está en 1967 y es colaborador de la actual Administración Municipal.
Es un político institucional, respetuoso y militante en su organismo sindical. Siempre ha estado con el sistema. Su caminar en la política ha sido sin dudas y sin amarguras… hombre del sistema, ha sido leal a las instituciones políticas a la par que ciudadano amigo de todos.
En el cine, es el mejor conocedor de la historia de este medio de diversión en el pueblo… recuerda los inicios del Cine Olimpia desde 1928. La empresa aquella de Don Eleazar Cavazos y de Don Pedro González Gómez. Entona para todos aquel coro que decía:
Vamos alegres a cantar
al Cine Olimpia una canción
donde podamos olvidar
los sufrimientos del amor…Cantando siempre se van
se van las penas
y tras las penas
se va el dolor…
Sabe del tránsito del cine mudo al sonoro y del deambular por distintos lugares donde han estado los cines, hasta llegar a quedar uno en su lugar: El Cine Olimpia frente a la plaza y el Baldazo por la Calle de Piedra. Sabe de la Terraza Sabinas, allá por 1935, la empresa de Don Fernando Baldazo.
Recuerda sus inicios como “gritón”, como pregonero en las calles y repartidor de los programas, siguiendo los coches donde iba el combite, tocando la pequeña banda del maestro Elíseo Treviño. Recuerda decenas de anécdotas en la transmisión del cine mudo al sonoro; de los asiduos asistentes a la funciones, de sus viejos compañeros de trabajo como Don Fidencio Cantú, José Sánchez, Juanito Moreno, el señor Perales y tantos más.
Recuerda a Don Horacio Cavazos, Don Flavio Treviño… especialmente recuerda y admira a Don Fernando Baldazo… tiene estima por personajes como Don Basilio Reyna, Don Bocho Frías, Chon González, el Maestro Neri la señora Lichita de los tacos, su compadre Don Nicolás Saldaña y todos los vecinos, transeúntes y amigos que noche a noche durante casi medio siglo han visitado en su puesto de boletero en la entrada del Cine Baldazo.
Ahí ha estado… nunca se irá, pues es una imagen que ya no necesita estar presente para ser recordada… parado o sentado, junto a la urna de madera, siempre estará para ser saludo de leos o de cerca, por todos los que al voltear la vista pensaremos siempre hallarlo en su lugar.
Fue sastre… se inició con aquel buen maestro de la Sastrería, Don Lucas Pérez, en la sastrería aquella frente a la plaza, por Ignacio de Maya y Porfirio Díaz… luego se asoció con Pedro Chapa y pusieron la Sastrería “La Victoria”, a poco tiempo estable la propia, la Sastrería “Sabinas”, aquella, la de los muchos sastres y planchadores; aquella, la que tenía un salón de juegos al fondo, la de la calle Porfirio Díaz frente a la Papelería “ABC”,a un lado de telefónica chiquita, a media cuadra de la Casa Morales, a vuelta el inolvidable sitio de carretones de Don Tacho León siempre puntual. Esa cuadra fue todo un recuerdo. Hoy existen pocas cosas de las que hubo… veinte años estuvo en el mismo lugar. Ahí me hice mi primer traje azul marino: 80 pesos corte y costura.
Después se cambia, traslada su sastrería a su propia casa en la calle de Iturbide, ahí en lo que fue la Panadería de Doña Luisa, a media cuadra de la tienda de Don Lupe Villarreal, casi en contra esquina del Restaurante de Don Casimiro Alejandro… ahí donde ya todo es historia… ahora la sastrería está en silencio, sólo ha quedado la mesa, las vitrinas y las fotos… los lienzos, las tijeras y las agujas están inmóviles… el olvido ha empezado a penetrar.
En fin, que platicar con Don Espiridión Villarreal Garza es recordar muchas historias. Muchos oficios, muchas épocas. Es hablar un político de pueblo, un sindicalista en el cine y un artesano de la sastrería. Todo el es un viejo calendario, un hombre amable y constante que sabe de hechos y de quehaceres, platicándolo todo sin quitar ni poner… con Don Espiridión, la palabra se torna en historia del pueblo, pues parece que ha vivido la suma de los años de sus oficios, en total 150 años, aun cuando en realidad solamente tiene 71.
12 de junio de 1987.