Es por señalar un lugar de los muchos ya borrados en la fisonomía del pueblo… cambiadas están las calles completas, esquinas, fachadas y banquetas… relevo de los tiempos, nuevas generaciones hacen viejo el pasado que sólo era ayer.
Durante más de 40 años, la tienda de las calles de mina y Escobedo abrió sus puertas de dos hojas, ventanas de gruesos fierros y tableros que cubrían novedosos aparadores, azulejos abombados color verde agua marina. Tienda de tiendas y a su vez suma de tendajos, mercancía y exposición de implementos agrícolas y ganaderos, largo mostradores, anaqueles vistosos y paredes de donde colgaban cientos de objetos, corredores para andar entre rollos de mecates, sillas de montar, arados, suaderos, botes de ontura, bloques de sal, sombreros, cencerros, ropa empolvada y una báscula al entrar… todo, todo eso estaba ahí, todo eso y más estaba ahí, parecía una tienda americana de las películas del Oeste… al fondo la oficina del dueño Don Luis González, barandal, escritorio, cajas y papeles. A los lados, las bodegas llenas con bultos y costales y afuera los camiones partiendo a todos los ranchos y lugares… llantas de exhibición, General Popo, sodas Bimbo y Doble Cola. Fue una tienda grandota, casi estática, de aparadores que todos observamos, parecía siempre lo mismo, como sí nunca fuese a cambiar.
Tienda grandota a la cual se iba a un tendajo, para comprar 5 centavosde chile, 10 de tomate, 10 de cebolla, 10 de papas. Tienda grandota,tendajo chico, arranque de mediados de los 40s, olvidado a fines de los80s. Adjunta, la casa familiar de bello estilo californiano. Palomar de buenos hijos, recuerdos de la noble madre Doña Panchita… fortuna y desfortuna, la casa está sola… Don Luis guarda para sí todos sus recuerdos. Heredó su espíritu y heredó sus bienes… Don Luis González,señor de la creatividad económica en el Sabinas Hidalgo del Siglo XX…fortaleza del padre… reto de los hijos…
Me impactó el cambio de la esquina donde estaba la tienda, se me agitaron los recuerdos y las vivencias… lazos de amistad me unen con la vieja familia, repasé épocas y momentos, significados y valores… de todos se aprenden; sobre todo, cuando las cosas se terminan, se cambian o se transforman.
La tienda de Don Luis González es, en mis vivencias, como un museo de artefactos quehaceres, todo parecía que ahí estaba para siempre, sin venderse ni moverse, todo era novedoso y viejo a la vez… el dueño entrando y saliendo y el hijo mayor, ejemplarmente haciendo lo mismo, desde el amanecer hasta el anochecer. La tienda se llenó de polvo, las puertas se desvencijaron y los vidrios se quebraron… la tienda consumó su tiempo, sólo quedaron las imágenes y las lecciones.
En el viejo Barrio de los Colegios, la tienda de Don Luis González se fue el pasado… casonas de piedras y sillares, vecinos de antiguas raíces que todo lo han visto…el tiempo viejo va saliendo, los nuevos aires van entrando…
En fin, sólo se trata de señalar un lugar desdibujado de la aldea para dar paso a los cambios que exige la ciudad.
26 de noviembre de 1987.