Un trágico recuerdo

1º Anecdotario Escuela Normal Pablo Livas

Mi nombre es María Dolores Garza Chapa y soy una orgullosa exalumna de la Escuela Normal “Pablo Livas” pertenezco a la Generación 1977-1981.

En aquella época la mayoría de los alumnos de 7º y 8º semestres, realizábamos la práctica docente fuera del municipio de Sabinas Hidalgo, a mi me correspondió realizarla en la Escuela Primaria “Amalia Cardona Parga”, localizada en la Colonia Gasca del municipio de Escobedo, N. L.

Era una escuela grande y de ella practicábamos seis compañeros de la misma normal, los cuales nos acoplamos muy bien con los maestros de la escuela, así como con el director y padres de familia.

Recuerdo que asistíamos en el turno matutino todos los normalistas que practicábamos fuera del municipio, y a las 11:00 a. m. Llegaba a la escuela el transporte de la línea Zuazua el cual era exclusivo para los estudiantes de la Normal, el cual nos trasladaba a los diferentes municipio donde diariamente realizábamos nuestra práctica pedagógica.

Mis compañeros y yo nos bajábamos en la Clínica No. 6 del IMSS y ahí abordábamos una pesera que nos dejaba enfrente de la primaria, y de regreso igualmente, esperábamos el transporte Zuazua frente a la Clínica No. 6 del IMSS.
Este transporte de regreso ya no era exclusivo para alumnos de la normal y en muchas ocasiones para cuando nos subíamos ya no alcanzábamos asiento.

En cierta ocasión, por algún motivo que no recuerdo, muchos de los compañeros de la Normal que trabajaban en otras escuelas de los municipios de Escobedo, San Nicolás de los Garza y Apodaca, que también esperaban el transporte de regreso a la cínica, no tuvieron clases, así que éramos pocos los normalistas que ese día, cuya fecha he olvidado, abordamos el autobús sin imaginar el trágico accidente que nos esperaba a la altura de la cuesta de Mamulique.

Momentos de pánico vivimos, tratando de salir por las ventanas, pues el camión se encontraba en llamas en la parte delantera y se esperaba lo peor si el fuego alcanzaba el tanque de combustible, lo cual gracias a Dios no pasó pues los bomberos llegaron a tiempo.

Fuimos varios los que resultamos con lesiones, las cuales no fueron de gravedad, solamente una compañera perdió una pierna y un niño pequeño que lamentablemente quedó atrapado entre las llamas.

Los compañeros que vivimos esta tragedia nunca la olvidaremos, igual que muchos otros recuerdos de nuestra época de estudiantes que por cierto la mayoría sí son agradables.

María Dolores Garza Chapa
XXX Generación
1977–1981