Quizás inspirado en Omar Khayyam vivió el Profr. Benito López Valadez.
Sí, el mismo astrónomo y matemático que existió hace más de novecientos años y terminó siendo poeta.
El sencillo persa a quien su ciencia condujo a pedirle a Dios, a pesar de habitar en medio de dos religiones orientales, la humildad indispensable para no creerse, como dicen ahora, “el último refresco energizante del refri”.
Al Profr. Benito se le recordará como a Khayyam por su espíritu tan brillante como un lucero en el firmamento, porque su carácter o forma de ser lo llevó a conquistar títulos más preciados.
Y no lo dice un amigo, lo expresaron todas y cada una de las personas con las que convivió y asistieron a su funeral.
Las palabras de su nieta Melissa Pérez López, llenas de amor por la sabiduría del abuelo, nos hicieron reflexionar; lo mismo de su colega Francisco Xavier Guadiana en el panteón del Valle del Sol; o de sus hermanos Jorge, Rubén Helio y Óscar Mascareñas Valadez.
Con anterioridad su cuerpo fue llevado al templo de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe para ofrecerle una misa, después lo trasladaron, a petición de sus compañeros de trabajo, al Centro de Seguridad Social No. 4 del IMSS, donde laboró hasta su jubilación.
Allí con el sentimiento a flor de piel, le brindaron un homenaje con guardias de honor de las diferentes dependencias, con música de su predilección entonada por él mismo, y lo más sorprendente, con su voz dejó grabada su despedida.
Solamente quien asistió a su sepelio pudo darse cuenta de su filosofía, para nosotros, indescriptible, el sentimiento de sus compañeros, encabezados por su Directora Lic. Mony Garza lo dicen todo y no se narra con simples palabras.
Las guardias de amigos deportistas organizados por el Profr. Abraham Villarreal y la última vuelta a la pista de la Unidad Deportiva “Alfonso Martínez Domínguez” convocada por el Profr. Mario Alberto Hernández y los espontáneos aplausos al pasar el cortejo fúnebre frente al campo de softbol arrancó más de una exhalación, póngale el adjetivo, yo me siento incapacitado para hacerlo.
La realidad, el sábado 17 de febrero no despedimos al Profr. Benito López Valadez, simplemente lo acompañamos en su camino hacia la eternidad.