Gracias a los escollos afrontados con gallardía por los niños de la Liga Pequeña de Beisbol Sabinas Hidalgo A.C. fortalecerán su carácter.
Gracias a los escollos afrontados con gallardía por los niños de la Liga Pequeña de Beisbol Sabinas Hidalgo A.C. fortalecerán su carácter.
Simplemente quien tenga un problema, posee la oportunidad de superarlo y al lograrlo no estará condenado a la inmovilidad, al ocio, al vacío de una existencia sin destino.
Ganar no es todo en la vida, aprender es fundamental, el triunfo es el objetivo a pesar de que acarrea gusto, júbilo, euforia y la derrota sabiduría.
Así las cosas, independientemente del resultado en el terreno de juego, los directivos, entrenadores y padres de familia son merecedores cuando menos de una felicitación porque con su aportación coadyuvaron a la formación de buenos ciudadanos, ideal del programa mundial de Williamport, Pensilvania.
La filosofía del rey de los deportes es aprender más, ejercitar la mente, no sólo el cuerpo, tomar decisiones rápidas previamente planeadas algunas y sacar el coraje positivamente pegándole a una pelota o con un esfuerzo extra, llegar antes que la esférica a la base.
El beisbol da, también resta, el beisbol castiga pero además enseña y no promoverlo sabiendo de sus beneficios en los infantes, es una falta a la moral, un error dejar a los niños a la deriva.
Los medios ya se encargaron de dar a conocer los resultados en el terreno de juego, el 23 de junio superaron a domicilio a la selección de la Liga Unidad Modelo por 8 carreras a dos con serpentina de José Mizael Nery y relevo de Gerardo Falcón.
Al día siguiente en el mismo torneo regional les tomaron la medida y los blanqueó Buenos Aires por 10 a cero, con el mismo score cayeron ante Mala Torres y por 4 a cero con Iturbiazul.
Para concluir considero justo señalar el apoyo económico de parte del matrimonio integrado por el Sr. Erasmo Rodríguez Vélez y su señora esposa Rosa Elizabeth González propietarios del Restaurant La Guadalupana patrocinadores del equipo coordinado por José Hilario Vázquez de la Torre y dirigido por Luis Serrano Román y Eduardo Vázquez de la Torre, como un modesto reconocimiento a su loable labor.