DICIEMBRE ES UN MES inapropiado para morir. No es un mes que simboliza la muerte, sino el origen de la vida, según la creencia religiosa de la familia. La noticia hizo su aparición durante el mes de diciembre, mil novecientos setenta y cuatro. Tío Humberto murió en un accidente automovilístico. Mis ocho años de edad eran insuficientes para asimilar los hechos, digerir la noticia de la muerte, comprenderla. Lo que pude comprender fue que el hombre que tenía suficiente parecido físico con mi madre, el hombre que llegaba hasta las puertas de mi casa cada mañana para bromear con su voz sonora y crear una atmósfera agradable con su optimismo, ya no venía como antes en búsqueda de grata convivencia. Los suaves golpes en la puerta de la casa llegaron a transformarse en eco, sonido que aún perdura en este tiempo.
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