La Escuela Normal Pablo Livas rindió un merecido homenaje póstumo a uno de sus hijos pródigos el lunes 5 de septiembre, al Profr. Santiago Armando Vara Jiménez, quien lamentablemente perdió la vida la mañana del sábado 3 en un accidente automovilístico.
Estudiantes de la escuela Normal y de la Anexa “Profr. Eugenio A. Solís” hicieron una valla para recibir los restos de quien ejerciera la profesión magisterial en ambas instituciones, primero como estudiante de la escuela formadora de docentes, después como maestro en la escuela primaria, posteriormente en la Normal, en donde finalmente asumió la mayor responsabilidad, la Dirección.
Guardia de Honor de la Escuela Normal Pablo Livas.
En su intervención, el maestro Gustavo García Ríos, Director de la Escuela, solicitó a los presentes ponerse de pie para brindar un minuto de silencio a la memoria del Profesor Santiago Vara; posteriormente, agradeció a la familia la oportunidad para rendirle el homenaje póstumo en la institución; y agradeció la presencia de sus amigos, autoridades municipales, personal docente, ex-catedráticos y ex-directivos de la escuela, quienes acompañaron al maestro Vara Jiménez a su última visita a su Alma Mater: “La comunidad normalista, a través del cuerpo directivo, docente, administrativo, personal de apoyo y alumnos de la escuela Normal, estamos hoy reunidos aquí, con un motivo muy significativo para nosotros, que nos ha conmocionado, a la comunidad de Sabinas Hidalgo, a la comunidad magisterial, y a todos a quienes tuvimos la dicha de conocer y de tratar al maestro Santiago Armando Vara Jiménez”.
Mencionó parte de la trayectoria del maestro Santiago en la institución: “La Escuela Normal Pablo Livas recibe hoy a uno de sus hijos pródigos, quien llevó adelante a recibir la formación docente, y después de una breve travesía en el nivel básico, solamente de 4 años, se reincorpora a la escuela Normal, como catedrático de esta institución, meta que se puso y se propuso y que después de un arduo esfuerzo y de prosperidad académica logra reincorporarse a esta institución a quien siempre la vio como su segundo hogar, aquí tuvimos diversos alumnos, otros más, el caso de mi persona, como compañero, posteriormente como directivo de la institución estuvimos con él; además, de gran formación humanística que siempre caracterizó, siempre encontramos en él la persona que nos proyectaba, nos guiaba, él se sentía orgulloso de sus raíces magisteriales, un enamorado también de la docencia, y un defensor del normalismo, prueba de ello es que su familia, su esposa, sus hijos, también son egresados de esta institución y abrazan la noble carrera del magisterio”.
Prosiguió: “Hoy nos encontramos consternados por esta pérdida irreparable, pero estamos conscientes de que él está feliz, sigue feliz, porque sigue viviendo en su Escuela Normal, quien dejó una trayectoria imborrable en la institución a través de las generaciones que formó, hoy nos encontramos en este escenario en el que innumerables ocasiones se distinguió como maestro de ceremonias, y donde también dictó conferencias a maestros y alumnos de esta institución”.
Expresó cómo se condujo el homenajeado mientras laboró en la escuela: “En su trayectoria en esta institución se recuerda como ejemplar catedrático, que cultivó amistad entre los docentes y el personal que con él laboraba, siempre atento en apoyar, en dar consejos y orientaciones a quien se lo solicitaba, por eso se le recuerda y se le aprecia”.
Finalmente destacó el legado que deja el también abogado y catedrático universitario: “Será como los gigantes que no desaparece han echado raíces, son generadores de talentos, multiplican esas semillas que hacen su escuela, como amante de la historia, el gran maestro Santiago Vara Jiménez, hoy su vida y su obra, se transcriben en ella misma, su Alma Mater no le dice adiós, sino hasta siempre, porque se queda su legado magisterial a través de las diversas generaciones que formó y por las múltiples amistades que ha dejado en esta vida. Descanse en paz el maestro Santiago Armando Vara Jiménez”; concluyó.
El homenaje continuó con la lectura de la biografía del maestro Santiago Vara, a cargo del profesor José María González Briseño.
Hizo uso de la palabra también el Presidente del Consejo de la Historia y Cultura Sabinas Hidalgo, Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal, quien leyó un emotivo mensaje donde expresó su incredulidad por la partida del Secretario del mismo organismo cultural.
A nombre de la familia, tomó el micrófono el Lic. Santiago Antonio Vara Perrone, quien expresó: “Por lo general, es muy difícil buscar palabras para despedir a un padre, es muy difícil buscar frases para despedir a un padre, para despedir a mi padre fue algo, muy duro, pero me acordé de lo que él nos decía a mi hermana, a mi y a mi mamá: Ustedes fuertes siempre, aunque tengan el agua hasta el cuello, fuertes, siempre”.
Mencionó cómo fue el maestro Santiago en su círculo familiar: “La figura del padre de nuestra ciudad y de nuestra cultura, muchas veces está eclipsada y limitada, nuestros padres, muchas veces limitan sus manifestaciones de amor, muchas veces por el trabajo, por el compromiso de llevar el sustento a la casa no dan el beso, no dan el saludo; ese no fue el caso de mi padre, nunca se limitó, nunca se frenó en darnos a mi hermana, a mi mamá y a mi, su tiempo, su cariño, su comprensión, él nos lo dio a manos llenas, siempre jugó en este juego de la vida las macetas que le fueron tocando lo mejor que pudo y siempre logró llegar a lo más alto; las macetas que mencionaba el maestro Héctor, las macetas que mencionaba Juan Antonio, las vivió y las cumplió a plenitud, siempre; como hijo tuvo de sus padres la actitud y el ejemplo de trabajo y sabiduría y siempre ponía de ejemplo a su papá, amó entrañablemente a su padre, cuando había algún problema decía: Tu abuelo, decía esto; y me servía, yo no conocí a mi abuelo, pero lo conocía a través de él. Como hermano, con mi tía, siempre estuvo al tanto de mi tía Alicia, fue su cariño desde niños, siempre estuvo con ella y sus hijos, con mis primos, los vio siempre también como sus hijos. Mi madre fue el amor de su vida, fue su complemento, sin el cual no hubiera estado completo, fue su compañera en las buenas y en las malas y fue quien más lo amó, quien más lo conoció, lo respetó y lo apoyó; él sabía que contaba con mi mamá para todo, en todo lo que esa palabra significa contar, para todo, mi mamá siempre estuvo junto a él. Como padre, fue el mejor que nos podemos imaginar, orgulloso de nosotros, tierno complaciente en nuestras necesidades, no había problema en que no buscara ayudarnos a solucionar, siempre, como lo dije en un principio, nos dijo: Hay que ser fuerte ante los problemas; siempre recuerdo esa frase de él: Los problemas, hijo mío, son para resolverlos, no para hacerlos más grandes; en él siempre teníamos la palabra de ánimo y encontrábamos apoyo. Como abuelo, fue el más cariñoso, sus nietos lo amaron, lo querían, lo apreciaban, y fue su amor más tierno, fue el más maravilloso de los abuelos. Como tío fue un gran tío, yo lo veía con mis primos, tanto de mi mamá como de mi tía Alicia, que siempre los vio como otros hijos, siempre preocupado por ellos y orgulloso de esa familia que tuvo. También como cuñado, fue el mejor de los cuñados, con mis tíos, con mi tío Dante, con mi tío Carlos, con mi tío César, con mi tía Rosa, con mi tía Beatriz, los tuvo siempre como unos hermanos; nosotros sabíamos que él no tenía solamente a mi tía Alicia como hermana, sino tenía muchos hermanos, ella también lo sabía y lo compartía, nosotros como familia sabíamos que había que compartirlo, y se lo entregábamos al pueblo, él tenía cariño para todos y no había persona que no recibiera de él una palabra cortés y amable. Como suegro, Miguel y Violeta lo recibieron como un padre, fue un padre para ellos, un padre materialmente, espiritualmente, fue alguien maravilloso”.
Igualmente se refirió a su padre dentro del magisterio: “Como maestro, fui su alumno también, y siempre aprendí de él la responsabilidad, aprendí de él la importancia de tener una profesión y de no traicionar esa profesión, de no traicionar los ideales que en esta escuela nos enseñaron; como jefe, como director, hizo el uso completo del término director, dirigía, y dirigía al frente, el que dirige va al frente, es el que primero recibe los problemas y el que primero los resuelve, el que dirige, decía él, no se sirve, sino, sirve; el que dirige, ayuda, no se ayuda, siempre nos enseñó eso, nosotros sabíamos, Lauretta y yo, que no éramos dos hijos, tenemos siempre un tercer amor en el corazón de papá, que era la escuela Normal, esta escuela, donde hoy lo reciben, hoy lo despiden compartimos Lauretta y yo, lo sabíamos muy bien, que compartíamos el amor de papá y en su corazón estábamos nosotros 3 como hijos, Lauretta, yo y la Normal; él entregó a esta escuela mucho de su vida porque él nos decía: Aquí fue donde yo me hice, me hice lo que soy; él siempre aceptó y siempre dijo que él era lo que era gracias a esta escuela Normal”.
De su trato con los demás, mencionó: “Ante la gente siempre tuvo una palabra amable, como dijo el maestro Héctor Jaime, nunca lo vimos enojado, nunca lo vimos quejarse, nunca lo vimos sentirse sin salida, él decía: Ya van a agarrar agua los arroyos, pronto van a agarrar agua los arroyos; eso quería decir que van a venir tiempos mejores, cuando platicábamos de nuestra situación, de la sociedad actual, de nuestro mundo, de nuestro México, y me veía apesadumbrado, me veía cabizbajo me decía: Hijo, tienen que agarrar agua los arroyos, está preparada nuestra tierra, tierra árida, tierra seca, pero preparada para que los arroyos vuelvan a obtener agua. En pocas palabras, mi padre fue una persona muy generosa, dio lo más preciado de sí: su tiempo y su vida; y logró lo que todos quisiéramos lograr en esta vida, fue feliz, fue muy feliz, porque hizo feliz a mucha gente”.
Concluyó agradeciendo todas las muestras de afecto recibidas: “Muchas gracias a todos por sus muestras de cariño, invaluables para nuestra familia, y gracias por seguir teniendo a mi papá en su mente, en su corazón y muchas gracias por esta fotografía que está aquí al frente, así es como lo recordábamos, feliz, contento, sonriente, positivo siempre. Muchas gracias”.
A continuación se montaron Guardias de Honor ante el féretro, en primer lugar, el Republicano Ayuntamiento encabezado por el alcalde Raúl Mario Mireles Garza y su esposa Imelda Flores de Mireles, acompañados por los regidores y síndicos; el personal docente, directivo, administrativo y de apoyo de la Normal Pablo Livas; ex-catedráticos y ex-personal de la misma institución; personal y alumnos de la primaria “Profr. Eugenio A. Solís” Anexa a la Normal; y el Consejo de la Historia y Cultura Sabinas Hidalgo, del cual fue fundador y fungía como Secretario.
La ceremonia concluyó con la entonación del Himno de la Normal Pablo Livas, después del cual salió por última vez de su Alma Mater el maestro Santiago Armando Vara Jiménez, abrigado por una sonora ovación de estudiantes, catedráticos, amigos y familiares.
El Director Mtro. Gustavo García Ríos, dirigió un mensaje.
El Profr. José María González, leyó la biografía del maestro Vara Jiménez.
El Profr. y Lic. Héctor Jaime Treviño recordó a su amigo Santiago.
Santiago Vara Perrone agradeció el homenaje a nombre de la familia.
Se guardó un minuto de silencio a la memoria del maestro.
Guardia de Honor del Republicano Ayuntamiento.
Guardia de Honor de ex catedráticos normalistas.
Guardia de Honor de la primaria Profr. Eugenio A. Solís.
Guardia de Honor del Consejo de la Historia y Cultura Sabinas Hidalgo.
El apreciado mentor fue despedido con una ovación, al salir por última vez de su escuela Normal.