Bien dice el dicho popular “que las cosas de palacio, caminan despacio”. La frase se asienta aquí por las vicisitudes que tuvieron que sufrir por años, nuestros antepasados fundadores de la villa de Reynosa, antes de que se les autorizara oficialmente que su traslado a un lugar más seguro.
En los siguientes años de la fundación de Reynosa en el lugar señalado por órdenes del coronel don José de Escandón y Helguera, conde de Sierra Gorda, cuyas disposiciones fueron que se asentara a diez leguas de la villa recién fundada de Camargo, en la margen derecha del río Bravo o Grande del Norte, vinieron las grandes avenidas de agua y las consiguientes inundaciones de la villa.
Puente Internacional de Reynosa e 4 de noviembre de 1933.
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