Siempre que se busca una solución a los graves problemas que padecen las diversas sociedades del mundo, se llega a lo mismo: una educación de calidad que promueva los Valores y el bien común, como principio para buscar una humanidad mejor encaminada a lograr el bienestar y la felicidad de todos (o algo que se parezca a ello).
En los últimos meses en nuestro país éste tema se ha convertido en un campo de batalla donde el punto central es la llamada REFORMA EDUCATIVA que a decir de unos lleva el propósito de mejorar la educación y a decir de otros no es más que un instrumento para someter y pauperizar a uno de los dos actores protagónicos de la educación: el maestro.
Haciendo memoria de novelas y películas leídas o vistas en el pasado en las cuales uno de los protagonistas es un maestro que llega a una pequeña comunidad, generalmente nos encontramos con que para realizar su trabajo tiene que luchar con la oposición del hombre rico y el cura del pueblo, los cuales por motivos evidentes, no quieren que se les abran los ojos a los niños ni a sus padres. Dependiendo del autor de la novela o la película se llega a un final feliz o a una tragedia. Lo que pueda suceder en un pequeño pueblo puede suceder en todo un país y de hecho sucede en la actualidad, quienes tienen el monopolio de la información (o casi monopolio) ya encontraron al culpable de la deplorable situación de la educación en México. No es la pobreza en que Viven más del 50% de la población. No es la corrupción de más del 90% de la clase política. No es el deterioro generalizado del tejido social por causas obvias, ¡no! ¡no! ¡no! el causante es el maestro, que es flojo, irresponsable, mediocre, faltista y que sólo sabe ir por el pago cada 15 días, y ponen como ejemplo sin ningún tipo de análisis a los profesores de Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Michoacán (casualmente los estados más pobres del país). Proponen mecanismos para poderlos desocupar cuando no hagan lo que se les ordena, según ellos, para eso hay una autoridad.
La poderosa iniciativa privada del país y la iglesia católica desean tener más injerencia en la educación y presionan al Estado para que adapte las leyes y que esto pueda ser posible.
Del otro lado, millón y medio de maestros agrupados en su gran mayoría en el SNTE sindicato cuyos líderes (con raras excepciones) ostentan diversos grados de corrupción ya que para ser Secretarios Generales Seccionales recibieron la ayuda de la maestra Gordillo, actualmente presa por motivos que todo mundo conoce.
Pensar que los maestros son iguales a los lideres del SNTE sería igual a pensar que los mexicanos son iguales a los políticos que dirigen el país. Los maestros son gente trabajadora, producto de la cultura del esfuerzo, que conoce el sufrir de la mayoría de los mexicanos por venir de abajo y ser ellos mismos el primer escalón de la justa aspiración a una vida digna y ahora se encuentran con que tener una vida digna siendo maestros es cada vez más difícil y ven con tristeza cómo caen una a una todas las conquistas laborales que tanto costaron a la clase trabajadora.
El maestro sabe y está conciente de que el fracaso de la educación ha sido magnificado por los mismos que han puesto las trampas para evitar que ésta mejore.
El maestro sabe que su mejor defensa es hacer bien su trabajo y para ello necesita las luces del conocimiento.
El maestro sabe que en ninguna Normal le van a enseñar cómo enfrentar la diversidad de un grupo escolar que es un universo de sentimientos y problemas. El maestro sabe que evaluar es una tarea tan delicada y personal que no debe estar en manos de quien no ha sido testigo del proceso enseñanza-aprendizaje.
El maestro sabe que su distribución en cada rincón del territorio nacional y su contacto diario con alumnos y padres de familia le otorgan un poder transformador que debe utilizar con honestidad y responsabilidad en beneficio de la Patria.
El maestro sabe que vivimos en un mundo injusto y desigual y hace de la justicia y la equidad sus principales ideales.
La Reforma Educativa aprobada por los legisladores (se supone que elegidos por los mexicanos) tiene una falla de origen ya que para su elaboración no se tomó en cuenta a los alumnos, a los maestros y a los padres de familia y probablemente ni a los especialistas mexicanos en la materia y eso la llevará como a muchas otras reformas educativas a un fracaso rotundo.
Sabinas Hidalgo, Nuevo León , 18 de junio de 2013
Atentamente
Profr. José Francisco Montemayor Vedía