Hablar del Profesor Antonio Solís Guadiana en Nuevo León y particularmente en Sabinas Hidalgo, será redundancia, ya se ha dicho todo y en gran forma de este gran sabinense; sin embargo, hoy quiero referirme a un especial homenaje que la ciudad más grande del mundo ha hecho a nuestro coterráneo.
Pelearaaaán 12 rounds, por el campeonato mundial de peso super ligero del Consejo Mundial de Boxeo…
En esta esquina, de Córdoba, República de Argentina, invicto en 44 peleas profesionales, el retador: Alberto Cortez (homónimo del popular cantante).
En la esquina opuesta, de Culiacán, Sinaloa, México, invicto en 67 peleas profesionales, el campeón mundial: ¡Julio César Chávez!
Pelea de grato recuerdo, que cerraba con broche de oro una gran velada boxística, iniciada con la magnífica interpretación que de nuestro glorioso Himno Nacional hiciera el tenor de La Laguna, Humberto Cravioto.
En el mes de diciembre de 1989, a iniciativa del buen amigo, Dr, Juan Manuel Siller Peña, un grupo de aficionados al box, sin pensarlo mucho, nos pusimos de acuerdo para ir a la Ciudad de México y asistir a la pelea de box arriba mencionada, asistir a la Catedral del Teatro de Revista, el “Blanquita”; el antiguo Teatro “Margo” y al cual su propietaria, la bailarina Margo Su, rebautizara con el nombre de su hija; y por último al estadio Azteca y ver un clásico capitalino popular: Atlante-Necaxa.
El día 15 salimos a media mañana, llegando al filo de la media noche a la con justicia llamada Ciudad de los Palacios, después de haber visto, en el sur de Nuevo León, el inusitado espectáculo del Cerro del Potosí, la cumbre más alta del estado, con su hermoso jorongo de nieve.
Nos hospedamos en el Hotel Plaza Madrid, por el sector del Monumento a la Revolución Mexicana, temprano almorzamos en el restaurante del hotel y después de disfrutar del buen humor y las bromas chispeantes del amigo Juan Sánchez S., mejor conocido como “El Güero Chicago”, decidimos trasladarnos al Palacio de los Deportes y comprar allí mismo los boletos, para ensayar el recorrido que en la tarde haríamos.
Abordamos el Metro, el sistema de transporte colectivo más grande del mundo, en la estación Revolución, línea 2, bajando en la estación Chabacano para hacer el cambio a la línea 9, en esta estación, que es una de las más grandes del sistema metro, subimos y bajamos escaleras, normales y eléctricas, cruzamos amplias salas, en una de ellas me dice mi compañero de andanzas, C.P. Andrés Garza Inocencio, indicando a un señalamiento que decía: “Salida a calle Antonio Solís”… “pero no es el de nosotros”… Yo le contesto: “sí, sí es el de nosotros, en la noche te platico toda la historia” y quedó pendiente el relato.
El día primero de diciembre de 1934, toma posesión de la Presidencia de la República el Gral. Lázaro Cárdenas y nombra Regente del Distrito Federal o Director del Departamento Central al Lic. Aarón Sáenz Garza, neoleonés, ex gobernador y ex precandidato a la Presidencia de la República en la contienda inmediata anterior, amigo personal y compañero dentro del grupo obregonista del Profr. Antonio Solís Guadiana.
Al reestructurar la nomenclatura del centro de la metrópolis, designaron una zona muy importante, que va desde San Antonio Abad y Calzada de Tlalpan, en la parte oriente, hasta Niño perdido, hoy Eje Vial Central Lázaro Cárdenas, por el lado poniente, como Colonia Obrera, disponiendo el Lic. Sáenz que una de las calle principales llevara el nombre de su dilecto amigo, a quien había visitado varias veces en su natal Sabinas Hidalgo.
Desde entonces una importante calle de la Delegación Cuauhtémoc lleva el nombre de: “Antonio Solís”, teniendo como “vecinas” al norte las calles de Rafael Delgado y Juan A. Mateos y al sur la calle de Manuel Caballero, parte en su extremo oriente de la avenida San Antonio Abad y la cruzan las importantes arterias de: 5 de Febrero, Isabel La Católica y Bolívar, terminando en su extremo poniente en el Eje Vial Central Lázaro Cárdenas, antes Niño Perdido, frente al Centro Médico.
Este es pues, mi largo y mal hilvanado relato de mi encuentro con la calle con que la ciudad más grande del mundo rinde un perpetuo homenaje al maestro sabinense, Profr. Antonio Solís Guadiana.
Si a un sólo lector de nuestro municipio le sirve de información este escrito, me daré por satisfecho y consideraré que ha cumplido su objetivo.