Mares de Opulencia
Somos lo que nos mueve. Somos esto que nos conmueve, esta materia literaria que conforma cada músculo del cuerpo. Nadamos en mares de opulencia porque tenemos en nuestra garganta las voces que otros no tienen. Somos lo que otros no son. Nuestras costillas son sílabas que se cuentan sin cuenta, versos infinitos que convergen alguna tarde de junio, cuando Roberto celebra la reinauguración metafísica, la verdad ontológica de la carne y la conciencia. Esta es la materia absoluta que nos conforma, la sinfónica alegría que en nuestra sangre reverbera. Por eso Elvia desciende hasta encontrar piedras a la orilla del río, se transfigura en deidad insomne de palabras que transforma el polvo en formas innúmeras. Es la celebración de conciencias creadoras, crepitación de semillas al enunciar el asombro de imposibles estrellas.