Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Don Santos y su Ford (Vigésima tercera parte): El ofrecimiento

Páginas Sueltas de la Historia de Sabinas

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Todos los caminos de Sabinas y los municipios aledaños fueron recorridos por Don Santos y su Ford, era conocido hasta en los lugares más apartados y por gentes de diferentes nacionalidades, ya que en sus viajes por la carretera nacional, (la 85) había convivido con muchas personas.

Don Santos Rodríguez conduciendo su Ford en un desfile

Profr. Santos Noé Rodríguez GarzaTodos los caminos de Sabinas y los municipios aledaños fueron recorridos por Don Santos y su Ford, era conocido hasta en los lugares más apartados y por gentes de diferentes nacionalidades, ya que en sus viajes por la carretera nacional, (la 85) había convivido con muchas personas.

Un día se presentó en su casa, un Señor de origen norteamericano que deseaba hablar con él, pues le traía una proposición; Don Santos lo atendió y los escuchó: venía a proponerle un trato que consideraba ventajoso pues él le pagaría a Don Santos: un sueldo, los viáticos necesarios, las refacciones que se necesitaran para su carcacha y que hiciera un viaje por la Unión Americana y terminara su recorrido en la Fábrica Ford, de Detroit, Michigan.

La Ford viajaría tal como estaba, solamente le arreglarían las luces y las piezas que señalaban el posicionamiento del mueble en el camino; pues las leyes norteamericanas era muy estrictas y querían evitarse problemas.

Cuando hubiese llegado a su destino, la fábrica le entregaría a Don Santos el mueble nuevo que el quisiera. A cambio de su carcacha. Ellos tenían conocimiento de que en todos los años anteriores el mueble había estado trabajando constantemente y lo querían tener como prueba de la fortaleza de los Ford, pues su lema era “nacidos Ford, nacidos fuertes”.

Don Santos se quedó muy pensativo, sus años mozos habían pasado, su cuerpo ya no resistía los embates de la vida y las enfermedades, tenía un padecimientos en su motor de vida, en su corazón.

Se sentía muy halagado por la oferta, pero le dio las gracias al norteamericano y le invitó un trago de mezcal para brindar por la ocasión y le deseo suerte, diciéndole: ¡Qué por esta vez no se podía! ¡Quizás en la otra! ¡tal vez en otra parte pudiera encontrar trabajando un mueble como el suyo! No quería deshacerse de la Ford, que tantos servicios y satisfacciones le había dado en la vida.

Continuará…

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza
Cronista de Sabinas Hidalgo

Camioneta Ford de Don Santos Rodríguez