Resulta que ellos ya no pudieron seguir viviendo juntos, se separaron a pesar de que dos seres los unían, una niña de nueve años y un niño de cinco años; cada quien partió por su rumbo buscando nuevos horizontes, buscando nuevas expectativas o quizás otras realizaciones; los niños quedaron al cuidado de los abuelos maternos.
Ella, la madre de él, siempre triste, por no poder ver a los hijos de su hijo, a sus antes inseparables nietos, jamás los ha vuelto a ver.
Sin embargo, después de algunos años, su ex-nuera se vuelve a casar y en el momento difícil del nacimiento de otro bebé, ella no llama a su madre, la llama a ella y ella olvidando lo pasado, presta y solícita acude al llamado de quien se encontraba en una cama de hospital. Hoy aquella mujer tiene el cariño de una nieta, que no es su nieta. "Bendita Suegra".
Pero así está el mundo y éstas son "Nuestras Cosas".
Hasta la próxima.