Antes la palabra “viejo” era sinónimo de respeto, hoy muchos le dan la interpretación de “anticuado” o de “no estás en la onda”.
Desde tiempos que quizás no podamos imaginar, se ha rendido tributo a los viejos, muy principalmente por los años que cargan a cuestas y por el caudal de conocimientos que se encuentran en el archivo de su memoria.
Hablar de los viejos no es solo hablar de una piel arrugada, de un oído con mínimo o nulo nivel de audición; como tampoco señalar que su paso es trémulo y su visión borrosa.
La mayoría de los viejos son gente inteligente y sabia de la que nosotros podemos aprender y podemos aprender de su experiencia.
Considero que de los viejos debemos aprovechar su intelecto y dejar que ellos se apoyen en nuestra fuerza.
Tal vez usted lo ha observado los jóvenes van en grupos, los adultos en pareja y sólo los viejos caminan solos.
En la juventud es cuando aprendemos lo que nos rodea, pero como la vejez es la que ha acumulado experiencia es entonces que entendemos.
Decía Bernard Shaw: “La vejez tiene dos ventajas: dejan de dolerte las muelas y se dejan de escuchar las tonterías que se dicen alrededor”.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.
Garza Inocencio
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo