Hoy la televisión trae hasta nosotros imágenes dantescas del desarrollo de los acontecimientos que ocurren en la tierra del sol naciente; hemos podido observar imágenes que nos dejan sin habla, al ver los índices de destrucción y muerte; muerte y destrucción quizás solo parecida a lo ocurrido a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki allá por el año de mil novecientos cuarenta y cinco.
Pascal dijo: “El hombre es una caña, la más débil de todas, pero es una caña pensante”. Hoy día el cerebro del hombre ha sido capaz de inventar armas de destrucción y muerte altamente sofisticadas. Por un lado la emancipación de los pueblos buscando mejores condiciones de vida, y por consecuencia la represión de quienes no quieren dejar el poder, luchas fratricidas que dejan cientos, cientos y cientos de muertos, truncando así uno de los derechos elementales del hombre, como lo es el derecho a vivir.
Al reverso de la moneda; el hambre, la muerte, la peste, jinetes apocalípticos que también destruyen el sagrado derecho a existir.
Alguien dijo: “El hombre tiene derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.
Garza Inocencio
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo