En aquella época aún no se inventaban las plumas atómicas, ni los marcadores, ni los plumines, en esa nuestra época había las famosas plumas fuentes, aquellas que tenían un pequeño depósito de hule en su interior para almacenar la tinta, pero éstas las llamadas plumas fuentes eran solo patrimonio exclusivo de los maestros.
Con el tintero y la pluma de palo había que hacer "Caligrafía" es decir ejercicios que tenían como finalidad hacernos más diestros en la escritura, en aquella bella escritura de la famosa letra "script" o letra pegada como hoy se enseña, pero solo como un complemento educativo.
Nadie quería quedarse al aseo los jueves, porque a la hora de la caligrafía caían al suelo muchos tinteros y los pequeños frascos de cristal se convertían en añicos y su contenido derramado en el brillante piso trapeado con gas morado; enormes manchas de color negro, de azul fijo, de azul negro y a veces de color morado también, nadie quería quedarse al aseo los jueves; porque había que trapear con agua, esperar a que se secara y luego volver a sacar brillo con el trapeador de gas.
Pero así está el mundo y éstas son "Nuestras Cosas".
Hasta la próxima.