Cuando alguien se va, queda en cada rincón de la casa su presencia.
Cuando alguien se va, queda en cada rincón de la casa su presencia.
En la cocina el recuerdo de las apetitosas comidas que sabía preparar; en el jardín el recuerdo de la delicadeza para manejar las plantas y cultivar las rosas. Las recámaras muy bien “alzadas”, las sobrecamas oliendo a pulcritud, las cortinas y los ventanales limpios a más no poder. Recuerdo aquella casa, hoy remodelada, pero ayer con una gran puerta de color blanco, que al abrirse daba a nuestra vista la presencia de un gran “corredor” lleno de plantas y de flores, aún recuerdo los grandes helechos con sus alargadas hojas colgando de aquellos altos maceteros. Sólo una vez cuando era niño pude observar aquel hermoso corredor cuya imagen aún permanece en mi memoria; allí vivía la familia Ruiz Cavazos, allí como eje central de aquella numerosa familia estaban Don Gorgonio y Doña Olivia. Pasa el tiempo y en ese mismo espacio aparece una vidriera a manera de aparador, donde al pasar por la acera se observan relojes “Haste”, “Alfa” y “Omega” para dama y caballero, anillos y joyas de muy distintas variedades, colores y precios; en ese lugar aparece una joyería llamada “Lentheric” y al frente de este negocio la señorita Belia Ruiz Cavazos. Belia una persona con un gran don de trato y amabilidad, amén de una ferviente deportista. Hoy Doña Belia se ha ido, pero en muchos lugares del pueblo estará su sello inconfundible: “Su bella letra” con la que grabó miles y miles de nombres de tantos y tantos que recibieron “Diplomas” o “Reconocimientos”. Hoy también recuerdo que el estandarte que representaba a la Academia Comercial “Cuauhtémoc” fue diseñado y confeccionado por usted. Gracias, Doña Belia. Descanse en Paz.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”. Hasta la próxima.
Garza Inocencio
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo.