“Si quieres ser maestro… tu alma limpia bien, nunca un odio avieso se adueñe de tu ser” así iniciaba aquella composición poética que una maestra nos enseñaba y teníamos que memorizarla y declamarla para una evaluación en la cátedra de Español Superior, allá en aquella aula de la Escuela Normal “Pablo Livas”, aula con que hoy se recuerda la memoria de Celso Garza Guajardo.
“Si quieres ser maestro… tu alma limpia bien, nunca un odio avieso se adueñe de tu ser” así iniciaba aquella composición poética que una maestra nos enseñaba y teníamos que memorizarla y declamarla para una evaluación en la cátedra de Español Superior, allá en aquella aula de la Escuela Normal “Pablo Livas”, aula con que hoy se recuerda la memoria de Celso Garza Guajardo.
Hoy recordamos nuestra estadía en la Escuela Formadora de Maestros de Sabinas Hidalgo, nuestra gloriosa Escuela Normal y junto a estas vivencias llega a nuestra mente el recuerdo, de la exigencia en su cátedra, porque en su preparación académica estaba el valor de sus requerimientos.
Español Superior y Didáctica General fueron las cátedras que nos impartió. Su forma de ser amable y a la vez recta en su responsabilidades como mentora.
Fui su alumno al igual que muchos de mis compañeros, allá por el año de mil novecientos cincuenta y ocho, mil novecientos cincuenta y nueve, recién egresado de la Secundaria “Antonio Solís” que se encontraba compartiendo el edificio llamado Centro Escolar “José S. Vivanco”. Allí con escasos quince años aprendimos de ella, la metodología de la enseñanza, las formas, los métodos, la actividades, los procedimientos y todo aquello que nos era indispensable para la transferencia del aprendizaje.
La recordamos como si fuese hoy, vestida y maquillada de maestra impecable.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.