Hoy allí hay un negocio de venta de pollo para comer o para llevar, este negocio está en Carretera Nacional, casi enfrente de “La Cadena”.
Antes allí había un pequeño Coliseo, sí ese lugar era manejado por Gutiérrez, Ábrego y Gume, sí aquel Gume que usted conoció con un aparato de sonido y que en el cruzamiento de la calle Mier y Terán y Carretera Nacional tenía la famosa lotería “Royal” y que él se autoanunciaba diciendo “Gume y sus vasijas”.
Pues bien, Gume, Gutiérrez y Ábrego, sí, nos referimos a Ramón, quien aún está al frente de una vulcanizadora, ellos tres tenían aquel pequeño Coliseo, donde se desarrollaban buenos encuentros boxísticos. Ábrego era quien iba a la ciudad de Monterrey a contratar peleadores de establos boxísticos de esos lares para enfrentarlos a muchos y buenos fajadores locales.
En una ocasión, Ábrego contrata a un peleador fracasado, de esos llamados “tocados”, era para una pelea botanera, este boxeador se sube al ring con una atractiva bata y sus tenis y empieza a hacer ejercicios de calentamiento como todo un profesional, mientras que el sabinense que tenía que enfrentarse, no quería ya subir al ring a sabiendas de lo que le esperaba, pero la habilidad de los aficionados hicieron que el sabinense triunfara, lo meten dentro de un “huacal” es decir, dentro de una improvisada jaula que llevan hasta el ring “en andas”, dentro de la jaula iba nuestro coterráneo descalzo y emitiendo salvajes sonidos guturales, entonces su rival al ver aquello, baja rápidamente del ring y se pierde en la oscuridad de la noche.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.