En tan solo una avenida, treinta enormes torres de electrificación se vinieron abajo, también más de diez mil postes están en el suelo.
Allí no hay luz, los vecinos encienden fogatas durante la noche para alumbrarse, protegerse y evitar que les quiten lo poco que les dejó “Wilma”.
De la noche a la mañana , el paraíso se convirtió en infierno. En medio del caos que produce “Wilma”, se desata otra tormenta no provocada por la madre naturaleza, sino un desorden dirigido por la mente humana, esta es una tormenta que destruye más y que degrada al ser humano, esta otra tormenta se llama “Rapiña”. Cómo es posible que alguien quiera robar la despensa de aquel que lo perdió todo, de aquel que incluso perdió a un ser querido.
Cómo es posible que alguien en lugar de llevarse un pan para los suyos, que bien pudiéramos catalogar como un “robo piadoso” se lleve algo que no le fue destruido y jamás tuvo.
Ojalá que nuestros hermanos, con la ayuda de muchos buenos mexicanos, puedan pronto salir adelante y que aquel que mueve el sol y las estrellas calme a todos aquellos corazones llenos de rapiña.
Pero así está el mundo y estas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.