Decíamos que aquel joven contemplaba los contornos del templo, aquellas siluetas silenciosas que han contemplado miles de ayeres llenos de alegría o de melancolía, aquel templo al que acudían los feligreses del poblado a solicitar o agradecer las bendiciones del Creador, en ese lugar aquel joven recordaba cuando niño al repicar de las campanas llamando a misa o tocando a duelo.
Sentado en aquella banca, pasaban por su memoria los días escolares, recordaba a sus compañeros de clase y a los pocos maestros que tuvo en su niñez, una niñez llena de penurias, pero pletórica de satisfacciones al recordar al pueblo que vio nacer.
Se encontraba absorto en sus pensamientos, cuando de pronto escucha música y a sus oídos llega una canción que decía: “Y pasará otra noche y pasarán mil noches y tu jamás vendrás y yo que te sigo adorando…” era la canción “Mil noches” interpretada por “Los Cometas”; sonidos que salían de una antigua radiola que en su taquería tenía Don Pedrito Alejandro, aquella famosa taquería que se ubicaba cerca de la plaza y que se llamaba “La Chispa”.
Pues bien, aquel joven se levanta de la banca acariciando el disco en que estaba grabado el Corrido de Sabinas Hidalgo, se dirige a la taquería de Don Pedrito Alejandro y le dice: Señor, ¿pudiera colocar este disco en su radiola? Don Pedrito con aquel trato amable que lo caracterizó siempre, le dice: “Seguro, seguro que sí” y de esta manera aquel joven logra su objetivo, escuchar el corrido que escribió a su pueblo.
Ese disco fue regalado por aquel joven a Don Pedrito; pasa el tiempo y aquel material discográfico se recupera en una cinta.
Aquel joven se retira del pueblo entonando casi en silencio el Corrido de Sabinas Hidalgo. ¿Quién era ese joven y cómo se llamaba? No lo sabemos, pero sería de elemental justicia investigarlo.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.