Antes, había una máquina de hacer tortillas de forma manual, ésta tenía un depósito en la parte superior en donde se colocaba la masa, tenía dos rodillos con engranes en uno de sus lados y éstos eran movidos por una manivela y al darle vuelta salían unas muy bien hechas tortillas.
Pues bien, él, con sumo cuidado fue separando cada una de las partes de aquella tortillera, e hizo de manera artesanal otra tortillera igual a la primera, que funcionó muy bien, pero que no podía vender como era su deseo, porque aquella tortillera que le sirviera de modelo estaba patentada.
Al poco tiempo ideó una máquina picadora de nopal, donde por uno de sus lados eran colocadas las pencas y por el otro salía el nopal picado para alimento de los animales.
Le gustaba cantar, y al mismo tiempo aprendió a tocar la guitarra de una manera lírica y lo hacía muy bien, lo conocimos por la calle Escobedo entre Mina y Zaragoza; era el trovador del barrio, la gente lo conocía como “Tito Guízar”; hoy recordamos a José María Espinosa González.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.