Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis.
¡Qué tiempos aquellos! Donde y cuando el maestro con canicas, cuentos o piedritas trataba de hacer objetiva su clase.
Nos enseñaban los problemas de interés, de capital, de por ciento y de tiempo. Teníamos que aprender el análisis de la oración: sustantivo, adjetivo, artículo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección, géneros masculino y femenino y números singular y plural.
Debíamos leer rápido y decirle al maestro lo que habíamos entendido, nuestros padres nos apoyaban en las tareas escolares.
¡Qué tiempos aquellos!
Hoy aparecieron los conjuntos, los subconjuntos, los conjuntos vacíos, las propiedades conmutativa, asociativa y distributiva.
Salieron a la palestra los lexemas, grafemas, los fonemas, los enunciados bimembres y otras cosas.
Muchas cosas que muchos de los padres de hoy no pueden entender, porque en su época recibieron otro bagaje cognoscitivo y porque el momento actual exige presencia en otros lares y por consecuencia el apoyo de tareas no se da, acto por demás importante en la transferencia educativa.
Se dice que nuestro Estado perdió su liderazgo educativo, nosotros creemos que todo depende del cristal.
Pero así está el mundo y estas son Nuestras Cosas.
Hasta la próxima.