Dice Pablo Milanés en una de sus canciones: “Si no hubiera ocurrido esto, quizás yo seguiría jugando a hacerte feliz”.
Como si la felicidad fuese un juego, cuántas veces jugamos con los sentimientos de los demás, quizás porque creemos que su presencia a nuestro lado será siempre segura.
Cuántas veces hacemos hermosos juegos de palabras y al trasmitirlas dolosamente, perjudicamos la felicidad de otros, tan solo por el hecho de que quizás en nuestro ser solo existe odio, vanidad y vacío.
La felicidad no la podemos representar como un encuentro de box, donde el que pega más y más fuerte es el triunfador, la felicidad es como un juego de tenis de parejas, donde estando dos del mismo lado golpearemos con la razón, representada por la raqueta a la pelota que en este caso es el infortunio.
No juguemos a ser felices, seamos felices plenamente, siguiendo la voz de nuestra conciencia.
Aunque alguien dijo que la conciencia es una voz muy tenue y a veces cuando nos llama la línea está ocupada.
Pero así está el mundo y estas son Nuestras Cosas.
Hasta la próxima.