Caminar plácido y sereno es necesario para que el ruido y ajetreo de la vida, podamos apreciar la sabiduría del silencio.
Que oportunidad tan grande nos brindan aquellos seres humanos que a pesar de su grandeza son sencillos, humildes y saben escuchar.
Dicen que la palabra es de plata y que el silencio es de oro, cuánta verdad existe en los enunciados anteriores, pero los problemas que nos acosan, de todas clases: morales, económicos, familiares, sociales y más no sólo nos hacen hablar, sino nos hacen gritar.
Allí estaban ellos, confundiéndose con el resto de la gente y casi sin hablar, pero escuchando los problemas, de aquellos que tal vez inconformes consigo mismos les daba por hablar, quizás a sabiendas de que un problema entre dos es medio problema y un problema entre muchos casi no es problema.
A pesar de todo apreciemos la serenidad de aquellos que tienen la sabiduría del silencio.
Pero así está el mundo y estas son Nuestras Cosas.
Hasta la próxima.