El recuerdo es un diálogo con nosotros mismos.
El recuerdo es tener presentes las sonrisas, las tristezas y los miedos pasados.
El recuerdo nos permite ser, aunque alguien diga que los recuerdos forman parte de la historia; pero debemos entender que para ser hoy, necesitamos haber sido ayer.
Las vivencias pasadas sostienen en gran parte nuestro presente.
En silencio pasan por nuestra memoria gran cantidad de hechos pretéritos, algunos que nos molestan, otros que nos estimulan.
El recuerdo es historia y la historia tiene tiempo y tiene espacio.
La historia y los recuerdos son hermosos. Gabilondo Soler decía: “Toma la llave abuelita y enséñame tu ropero, las cosas maravillosas y tantas cosas que guardas tu”.
En el baúl, en la castaña o en el ropero hay muchos recuerdos, ahí hay mucha historia guardada, allí se encuentran algarabías de tardes calladas por los recuerdos, allí hay fotografías captadas en épocas idas y que algún día esperan trascender a futuros tiempos; palabras, fotos y cosas del ayer que algún día volverán a ser historia, cuando los protagonistas ya no existan.
Pero así está el mundo y estas son Nuestras Cosas.
Hasta la próxima.