La edad no es un defecto, como tampoco es patrimonio exclusivo de alguien; se nace, se crece, se reproduce y se muere.
Pero en este espacio que el hombre solo mide y al que le llama tiempo, transcurre nuestra existencia. Una existencia a veces pródiga o en otras ocasiones tirando a insípida; porque la vida tiene muchos colores y somos nosotros los encargados de pintarla.
La vida no es un defecto, la vida es una cualidad que nos hace distintos a los demás y nos proporciona una capacidad única para se únicos; no es como dicen “algunos” lo que sabe es que yo se lo enseñé, lo correcto pudiera ser, lo que sabe él lo aprendió; porque si alguien enseña y el otro no aprende, no hay transferencia.
El aprendizaje se realiza por compromiso, por conveniencia, por superación y sobre todo por los días que transcurren desde el nacer hasta el morir y donde aprendemos cotidianamente con pocos años o con muchos, llevados a cuestas con escasos o con demasiados esfuerzos.
El diablo sabe más por viejo.
Pero así está el mundo y estas son Nuestras Cosas.
Hasta la próxima.