Antier hablábamos de la gran diferencia que hay entre: la leyenda, el cuento y la fábula comparados con la Historia.
De los primeros tres podemos decir que son ficticios, son embustes o sucesos imaginarios; sin embargo cuando hablamos de la Historia, hay que hacerlo con detenimiento, porque la Historia registra lugares y tiempos, amén de que se finca en restos y documentos.
Para hablar de la historia de un personaje se requiere leer y releer los acontecimientos de su vida.
Para hablar de la historia de un suceso, se requiere el análisis de quienes fueron en ese momento, los protagonistas.
Las historias las escribieron los grandes, todos aquellos hombres y mujeres que no se amedrentaron ante los obstáculos, que fueron capaces de vencer una y mil vicisitudes, que pudieron apreciar en una derrota; los pequeños puntos que en el futuro les vislumbrarían una gran victoria; tal vez usted amigo lector se pregunte ¿Y porqué hablar de la historia?
Por que la mayoría de las historias, a veces con pensamientos encontrados, son capaces de dejar un espíritu de reflexión y ejemplo.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”
Hasta la próxima.