Hace cuatrocientos diez años que unas treinta y cuatro personas llegaron a dar origen a nuestra ciudad capital, la gran ciudad de Monterrey.
Y a tantos años de distancia hoy podemos contemplar la majestuosidad de la Gran Plaza, con la “unión” de los dos palacios, el Parque Hundido, el Archivo General del Estado, la Explanada de los Héroes, la Biblioteca Central, el Palacio Legislativo, el Teatro de la Ciudad, la Fuente de la Vida, el Faro de Comercio, la Capilla de los Dulces Nombres y los miles y miles de paseantes que llegan diariamente a la Gran Plaza y que observan con una gran tranquilidad ese símbolo de los regiomontanos, su Cerro de la Silla.
La gente de Monterrey se caracteriza por su amabilidad, su trato es sencillo y su dedicación al trabajo es enorme.
Hablar de Monterrey es hablar de gente trabajadora y para hablar de Monterrey, hay que quitarnos el sombrero.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.