Macaria era una buena mujer que mientras vivió su marido a lado suyo, fue feliz como toda mujer casada y con la bendición de ser madre, hasta que una mala mujer apareció en la vida de Juancho que así se llamaba el marido de “Maca” y lo sedujo con sus encantos femeninos y como ésta, si tenía todo el tiempo del mundo para arreglarse y ponerse bonita superficialmente, como los sepulcros del cementerio, pero por dentro están llenos de gusanos y huesos.
Juancho no lo notaba y fue enredándose con ella a tal grado que al poco tiempo abandono a su mujer y a sus dos hijas dejando toda la carga a Macaria como el alimentar, vestir y suplir todas las necesidades de las niñas y como la vieron sola cada vez que solicitaba un empleo le pedían que fuera y se portara amable a cambio del empleo a lo cual ella no accedía y fueron pasando así, los días y las semanas, los meses y cansada de deambular pidiendo ayuda que nunca encontró para sostener a sus hijas decide un día llamar a la MUERTE, para que las quitara de vagar y sufrir y así descansar de sus afanes cuando vio pasar una viejecita en silla de ruedas vendiendo flores de colores hechas por ella misma cosa que la hicieron reflexionar y valorar el poder estar sana y antes que llegara la MUERTE en el filo de la navaja de rasurar que pensó usar para quitarse la vida abrazo a sus retoños y resignada volvió a su hogar para luchar hasta el final por ellas contra el mundo entero.
MORALEJA: No te rindas jamás que siempre habrá gentes mas míseras que tú y saben luchar por la vida.
PROFESOR JUAN OMAR HERNÁNDEZ LUNA
Miembro de la AESH.
