Enclavado en el mero centro de la ciudad casi a una cuadra del eje central, es decir entre Escobedo y Victoria se encuentra un jacal.
Enclavado en el mero centro de la ciudad casi a una cuadra del eje central, es decir entre Escobedo y Victoria se encuentra un jacal.
Un jacal que nos hace recordar que todavía estamos a tres o cuatro generaciones, que esto era un solar vacío, no lo han alterado mucho con el tiempo, aunque recuerdo que sus banquetas si, porque alcance a pasar zarpeando las piedras, aquellas banquetas hechas de lajas de piedras incrustadas.
El progreso ha ido llegando poco a poco, pero lo recuerdo con las paredes de sillar, altas, rodeando los patios, Escobedo y Victoria sus calles aterradas, descalzos íbamos a comprar fruta en lo que en un tiempo fue una frutería, después pavimentan Escobedo, con el progreso alinean la banqueta.
Pero remontémonos al principio a origen, construido en el siglo XIX en terrenos de cuartos de manzanas, de aquellos cuyas medidas eran de 84 varas por lado, luego se partían en cuatro de tal modo que los lotes quedaran de 42 x 42 varas, su dueño el Dr. Román Garza G. Lo mando construir cuando decidieron ya ir abandonando el casco viejo y así tener esta otra construcción, ahí relatan haber nacido Don Luis Garza hijo del Doctor.
En época de la revolución por 1913 por la calle Victoria por la barda cayo abatido Don Pedro Montemayor, por no respetar los Toques de queda que en el pueblo se impuso y se prohibía salir después de las 11 de la noche.
Por los años 30 (treinta), existió una reparadora de zapatos, ahí se remendaban y se fabricaban botas y calzado, propiedad de Don Margarito Sauceda, quien procreo 11 hijos. Una tarde, este fiel testigo, vio morir a uno de estos hijos, un automóvil lo arrolló en plena calle Escobedo.
Y que decir de Don Pascual Fernández, quien por años diera alojamiento a la crema y nata de la política sabinense. En los patios ahí disfrutan y festejan algunas de sus amenas pláticas.
Esta persona por años atendió el local que estaba convertido en una frutería, mi padre me llevaba a comprar algo de esta fruta y ahí observaba el interior de este local, hecho de una sola pieza, amplio con un cielo altísimo.
Recuerdo de niño, mi madre me enviaba entre 10 y 11 de la noche a hablarle a mi padre que se encontraba reunido ahí, el jacal quedaba a 3 cuadras de casa, pero la iluminación de las calles era deficiente, 6 años y armado de valor para pasar por solares obscuros hasta llegar al jacal y buscar a mi padre.
En años recientes este mismo jacal, vio morir aquel personaje que deambulaba por el pueblo como soldado de la guerra, con su ingles fluido, jugando a los volados y ala rayita, aunque en sus últimos años atacado por el mal de invalidez, comercializando sus productos de leche quemada y empujando su carrito por amigos voluntarios.
(Aquí el autor se refiere al Sr. Pedro Maldonado Pedro Pit quien murió en 1985)
¿Que futuro le espera a esta estampa pueblerina? El progreso un día de estos lo puede venir a tumbar por que lo que se refiere a vendavales y ciclones, no creo, ha soportado todas las inundaciones del siglo pasado, las de 1909, la de 1933,1967 las del huracán Gilberto (1988) y ahí a estado con su pretil altísimo, este mudo testigo viendo pasar el tiempo a lo quien sabe cuantas mas historias se le podrán agregar.