"El periodismo no es ni una academia ni un vehículo del amarillismo. Tampoco una personificación de la autoridad.
El periodismo en nuestro humilde concepto, debe siempre estar a tono con los tiempos que corren, en una eterna modernización y captación de la era histórica en que se vive. Por eso debe gozar de una libertad plena que construya, más no de un libertinaje absurdo que lesione.
El periodismo debe ser un instrumento de la verdad y un trabajo de la libertad, defendiendo siempre los sagrados intereses de la colectividad y del pueblo.
Para el periodista, escribir en un periódico, significa estar en el más íntimo contacto con las necesidades de sus conciudadanos y sus congéneres. El periodismo, para un buen periodista, es indudablemente una gran escuela del carácter.
Es raro que se lea un artículo "a profundis"; mucho más extraño es que se lea dos veces consecutivas y aun más que se recorte. Sólo artículos del ilustre Larra, han logrado ser de antología. Quizá algunos del genial "Heliófilo", distinguido periodista madrileño, también llegaron a ser artículos de florilegio. Los demás… se los lleva el viento: son flor de un día.
El periodismo no debe ser instrumento de chantaje, ni de venganza. Mucho menos de amargura. Tampoco debe estar al servicio de intereses económicos. Cuando mucho deberá escribirse en función de los más altos intereses de la sociedad, más no de esa sociedad que Ortega dice que vive de "invitarse o dejarse de invitar", sino de la sociedad en general.
El periodismo y el periodista, deben ser espejo de la inmortal novela cervantina y su eterno personaje, a saber: enderezadores de entuertos y defensores de oprimidos.
Debe combatir la injusticia en donde la vea; atacar al sátrapa en su madriguera, exhibiéndolo a la luz pública; acallar al inmoral; delinear el camino de la luz y sembrar el sendero de la verdad.
Todo esto: justicia, libertad o camino luminoso, parecen conceptos huecos, si no se combate para establecer su sede. Más si un periodista es digno, vigoroso, decente, idealista y veraz, tendrá que guiarse por las sempiternas verdades que duelen y combatirá casos concretos que sangran. Y estos casos particulares, cobrarán la fuerza arrolladora de la letra impresa, moverán el sentir popular y llevarán en su seno el más noble germen de la purificación.
Todos los valores antes citados deberán estar al servicio de la Patria Mexicana -DESINTERESADAMENTE- y en proyección fundamental hacia la dolorida humanidad".
Estos conceptos fueron vertidos por el Lic. Santiago Roel García en su columna Memorándum, publicados por el periódico "El Norte" el viernes 29 de julio de 1960, en la sección B, primera página; los traemos a usted, estimado lector, para que reflexione junto con nosotros acerca de las tareas del periodismo y los periodistas.