El descontento de los indocumentados latinos en los Estados Unidos va en un progresivo aumento, a consecuencia de la represión orquestada por el Presidente George Bush; las medidas contra los migrantes se han recrudecido y en muchas ciudades, pueblos y en el campo, miles de latinoamericanos están sufriendo la crueldad de los extremistas anglosajones.
El temor se refleja en los rostros de hombres, mujeres y niños cuando platican de las detenciones de ilegales, de las amenazas a los norteamericanos que emplean indocumentados, las persecuciones y las golpizas están a la orden del día.
Los neonazis gringos y el sector más represivo y obtuso de las fuerzas de seguridad, actúan a sus anchas después de tanto tiempo de tener el odio reprimido; los políticos ubicados en la más conservadora tendencia derechista, azuzan a sus electores con discursos incendiarios donde ubican a mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos y a todo aquél que venga de un país latino, como lo peor de la escala social, e incluso los comparan con ratas y cucarachas.
La xenofobia está en su apogeo: programas radiales, en televisión e Internet descargan su ira, mientras los cazadores de indocumentados en la línea fronteriza realizan su execrable labor, ante la mirada complaciente de las autoridades.
El resentimiento y la ira pueden hacer estallar la bomba latina, si bien, hasta estas fechas los latinos han actuado dentro del marco de la ley con manifestaciones, mítines, volantes, llamados a la cordura, pero, si el estado de cosas continúa bajo la ominosa mancha de la represión, persecución, encarcelamiento y deportación de indocumentados, no se podrá esperar otra situación más que la violencia.
La cerrazón y las pocas luces del intelecto de Mr. Bush conducirán al pueblo norteamericano a su división y si ésta política continúa, la debacle económica se avizora en el vecino país, porque es del conocimiento de la opinión pública, que los indocumentados forman parte importante del engranaje económico de ese país.
El "brown power", el poder café, podrá manifestarse con toda violencia si el gobierno norteamericano y el sector conservador, no cejan en sus propósitos de deshacerse de quienes les han ayudado a construir su hoy vapuleado imperio.