La Carretera Nacional No. 85 México-Laredo cambió el destino de Sabinas Hidalgo, N.L.; cuando la comunidad se enteró que su trazo no pasaría por el pueblo, una comisión de vecinos se entrevistó con las autoridades estatales y federales para gestionar que la importante rúa cruzará por terrenos de la cabecera municipal.
Logrado tal objetivo, la Carretera Nacional trajo consigo un mejoramiento en todos los órdenes; el Ojo de Agua se hermoseó y se construyó el Parque Chapultepec inaugurado el 20 de mayo de 1928, animando a los sabinenses a seguir por la ruta del progreso.
El ayuntamiento presidido por don Federico Garza Flores acordó en la sesión ordinaria del mes de junio de ese año dictar una serie de disposiciones para “mejorar en algo, el aspecto de este pueblo” que se mandaron imprimir en un volante y se fijó en los lugares públicos “esperando la franca cooperación de los habitantes, quienes están altamente obligados a colaborar con la autoridad en el mejoramiento material, intelectual y moral de este pueblo”.
Las disposiciones fueron las siguientes:
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Para fincar acotar terrenos, o renovar éstos; deben los interesados ocurrir al Síndico del Ayuntamiento, a fin de que éste funcionario, dé la línea que corresponda y rinda un informe por escrito a la Presidencia. La falta de éste requisito, se castigará con multa de cinco a veinticinco pesos, sin perjuicio de perdonar la destrucción de lo fincado.
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Queda estrictamente prohibido acotar terrenos con rama, o sea las llamadas cercas de cajón, pues sólo se admiten tapias, bardas de madera, lámina o alambrados.
A quien introduzca rama para cercar o reforzar, se le aplicará una multa, así como el que utilice la existente en los solares, sin perjuicio de ordenarle, la saque o la queme.
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Se previene que al construir terraplenes, banquetas o empedrado por las aceras de las calles, éstas deben tener el mismo ancho y el nivel, excepto aquellos lugares accidentados, en los cuales se construirán rampas prolongadas y de ningún modo escalones o peldaños: igualmente se exige a cada propietario, la limpieza de las aceras en la parte que a cada quien corresponda, sacando de raíz los árboles, chaparros y hierbas y quemando éstas con las basuras que diariamente se recojan del barrido que se haga.
La falta de cumplimiento a esta prevención, se castigará con multa a juicio del C. Presidente, sin perjuicio de mandar destruir lo mal construido.
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Las acequias que riegas el barrio de “Las Quintas” –Barrio del Aguacate-se procurará que pasen por la mitad de las cuadras, así como construir los puentes en la misma dirección, y además no dejar sin cubierta los extremos en los puentes que impliquen dificultad o peligro al tráfico; procederán desde luego los vecinos a hacer la quema de basuras en los solares periódicamente a fin de que los caños no se atasquen y se vuelque el agua a las calles.
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Los establos o lecherías, estarán fuera de la población, y en cuanto a los animales domésticos, los que los tengan; procurarán tener sus separos dentro de sus propiedades, prohibiéndose estrictamente, hacer porquerizas o chiqueros, excusados y caballerizas cerca de las acequias. Por lo tanto todo animal que se encuentre en las calles, será recogido por los gendarmes y conducido a los corrales de la comandancia, para exigir por ellos multa. Los animales que se mueran serán quemados.
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Los vecinos que tuvieren necesidad de materiales para construcción, deberán depositar éstos dentro de sus propiedades o tomando una tercera parte de la calle, cuando se esté trabajando con ellos. Los que tengan materiales en la calle sin estarse sirviendo de ellos, pagarán una multa mensual en calidad de renta por lo menos de dos cincuenta y si ésta no fuere cubierta, la autoridad dispondrá del material para pagarse dicho cobro, y por todo el tiempo que los materiales estén inactivos.
Acertadas disposiciones que ya quisiéramos se cumplieran en el pleno siglo XXI; en ellas los líderes de la comunidad dejaron plasmado su ideal de progreso, pero con orden.