Cuando se habla o escribe sobre los tlaxcaltecas que fundaron la actual villa de San Miguel de Bustamante, N.L. casi siempre se les evoca como buenos artesanos, agricultores y músicos, con acendrada devoción religiosa, pero se omite que entre ellos hubo avezados mineros, hombres que establecieron verdaderas empresas al descubrir plata en la Sierra de Minas Viejas, con un auge inusitado que dio pie a la fundación del Real de San Pedro Boca de Leones, hoy Villaldama, N.L.
Para ser justos, fueron los indios alazapas los que descubrieron el argentífero metal, pero los tlaxcaltecas emprendieron su exploración y explotación. Dos personajes de los fundadores de San Miguel de la Nueva Tlaxacala: Agustín de la Cruz y Bernabé González jugaron un papel muy importante en este hecho que marcó un hito en la historia minera del noreste mexicano.
Agustín de la Cruz fue dueño de la mina de Nuestra Señora de los Dolores y Bernabé González de la mina de San Francisco de Asís; Juan Ventura y Esteban González tuvieron acciones en otras minas.
Cada mina se dividía en 24 acciones o barras; por ejemplo en julio de 1693, en visita del Gobernador Juan Pérez Merino en su calidad de Juez de Minas, visitó la de San Francisco en Boca de Leones y comprobó que Bernabé González tenía diez acciones, Agustín de la Cruz otras diez y Francisco Barbarigo cuatro.
La falta de recursos e infraestructura dieron al traste con la intención de los tlaxcaltecas de convertirse en grandes empresarios mineros, además de los fraudes de que fueron objeto y los pleitos judiciales en que se vieron envueltos, donde el poder judicial estuvo siempre del lado de los españoles.
Aún con toda su iniciativa y dinamismo los principales descubridores de minas en Boca de Leones, poco pudieron hacer para competir con mineros como Antonio López Villegas, cuyo poderío se manifestaba en el número de cuadrillas, avío y respaldo económico, aunque tanto Agustín de la Cruz como Bernabé González tuvieron haciendas de fundición en las “goteras del pueblo” del hoy Bustamante, pronto se endeudaron y sus empresas fracasaron dejando pesadas cargas hereditarias a sus familias que terminaron muy pobres.
Los tlaxcaltecas conocían las actividades mineras por haber estado en otros Reales de Minas, pero ese conocimiento no fue suficiente para enfrentarse a los líos judiciales, a la falta de capital, al fraude y al engaño de que fueron objeto, además, el 11 de septiembre de 1692, se quejaban ante el Gobernador que muchas personas de “a fuera del Real” llegaron a excavar sin tener licencia, atraídos por la noticia del descubrimiento que corrió como reguero de pólvora por todo el septentrión novohispano.
Si bien, Agustín de la Cruz, Bernabé González, Juan Ventura, Juan Francisco de Luna, Esteban González y otros tlaxcaltecas no tuvieron éxito como mineros en esta región, no fue por desconocimiento de la actividad minera, sino por todos los obstáculos a que se enfrentaron promovidos por los políticos y empresarios que detentaban el poder colonial.
La explotación inicial de plata en la Sierra de Minas Viejas propició la fundación del Real de San Pedro Boca de Leones, hoy Villaldama, N. L. e indudablemente los tlaxcaltecas fueron el eje y motor de su establecimiento.
Fuente: Se utilizó documentación diversa del Archivo Municipal de Monterrey, localizable en el Ramo Civil, consulta digital, sobre todo empleando las entradas de Agustín de la Cruz y Bernabé González.